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Un Reino De Hierro
Morgan Rice


El Anillo del Hechicero #11
En UN REINO DE ACERO (LIBRO 11 DE EL ANILLO DEL HECHICERO – THE SORCERER’S RING), Gwendolyn debe proteger a su pueblo al encontrar a la Corte del Rey bajo asedio. Ella se esfuerza por evacuarlos del Anillo – pero hay un problema: la gente se niega a irse. Mientras sobreviene una lucha de poder, Gwen encuentra un reto a su reinado por primera vez, mientras surge la mayor amenaza para el Anillo. Detrás de la mentira de los McCloud, la amenaza de Rómulo y sus dragones, quien, con el Escudo destruido, emprende una catastrófica invasión, no quedando nada que se interponga entre ellos y la destrucción completa del Anillo. Rómulo, con Luanda a su lado, es imparable mientras dure la luna, y Gwen debe luchar por sobrevivir – para sí misma, para su bebé y su gente – en medio de una batalla épica de dragones y hombres. Kendrick lleva a Los Plateados a una valiente batalla, y le acompañan Elden y los nuevos reclutas de la Legión, junto con su hermano Godfrey, que sorprende a todos, incluido él mismo, con sus actos de valor. Pero aún así, quizás no sea suficiente. Thor, mientras tanto, se embarca en la búsqueda de su vida en la Tierra de los Druidas, andando en una temible y mágica tierra, diferente a cualquier otra, con reglas mágicas diferentes a las suyas. Cruzando esta tierra requerirá hasta la última gota de fuerza y entrenamiento que tiene, le obligará a profundizar dentro, para convertirse en el gran guerrero – y druida – que estaba destinado a ser. Mientras encuentra monstruos y desafíos como nunca, tendrá que dar su vida para tratar de llegar a su madre. Erec y Alistair van a las Islas del Sur, donde son recibidos por toda su gente, incluyendo su hermano competitivo y su hermana envidiosa. Erec tiene una dramática reunión final con su padre, mientras la isla se prepara para que él ascienda al trono como rey. Pero en las Islas del Sur, uno debe luchar por el derecho a ser rey, y en una batalla épica, Erec será puesto a prueba como nunca antes. En un giro dramático, aprendemos que la traición se oculta incluso aquí, en este lugar de nobles y grandes guerreros. Reece, asediado y rodeado de las Islas Superiores, debe luchar por su vida tras su venganza sobre Tirus. Desesperado, él se encuentra unido a Stara, desconfiando uno del otro, sin embargo, desatados en una búsqueda para sobrevivir – que culminará en una batalla épica en el mar y amenazará la isla entera. ¿Gwen cruzará el mar hacia la seguridad? ¿Rómulo destruirá el Anillo? ¿Reece y Stara estarán juntos? ¿Erec llegará a ser el rey? ¿Thor encontrará a su madre? ¿Qué será de Guwayne? ¿Nadie quedará vivo? Con su sofisticada construcción del mundo y caracterización, UN REINO DE ACERO (A REIGN OF STEEL), es un relato épico de amigos y amantes, de rivales y pretendientes, de caballeros y dragones, de intrigas y maquinaciones políticas, de cumplir la mayoría de edad, de corazones rotos, de decepción, ambición y traición. Es una historia de honor y valor, de suerte y destino, de hechicería. Es una fantasía que nos lleva a un mundo que nunca olvidaremos, y que gustará a personas de todas las edades y géneros. Los libros #12 – #17 de la serie, ¡ya están disponibles también!





Morgan Rice

UNВ В  REINOВ В  DEВ В  HIERRO Libro #11 de El Anillo del Hechicero




Acerca de Morgan Rice

Morgan Rice tiene el #1 en Г©xito en ventas como el autor mГЎs exitoso de USA Today con la serie de fantasГ­a Г©pica EL ANILLO DEL HECHICERO, compuesta de diecisiete libros; de la serie #1 en ventas EL DIARIO DEL VAMPIRO, compuesta de once libros (y contando); de la serie #1 en ventas LA TRILOGГЌA DE SUPERVIVENCIA, novela de suspenso post-apocalГ­ptica compuesta de dos libros (y contando); y de la nueva serie de fantasГ­a Г©pica REYES Y HECHICEROS, compuesta de cuatro libros (y contando). Los libros de Morgan estГЎn disponibles en audio y ediciones impresas, y las traducciones estГЎn disponibles en mГЎs de 25 idiomas.

¡TRANSFORMACIÓN (Libro #1 en El Diario del Vampiro), ARENA UNO (Libro #1 de la Trilogía de Supervivencia), LA SENDA DE LOS HÉROES (Libro #1 en el Anillo del Hechicero) y EL DESPERTAR DE LOS DRAGONES (Reyes y Hechiceros—Libro #1)  están todos disponibles como descarga gratuita!

A Morgan le encanta escucharte, asГ­ que por favor visita www.morganricebooks.com (http://www.morganricebooks.com/) para unirte a la lista de email, recibir un libro gratuito, recibir regalos, descargar el app gratuito, conocer las Гєltimas noticias, conectarte con Facebook y Twitter, ВЎy seguirla de cerca!



Algunas Opiniones Acerca de Morgan Rice

"Es una fantasía animada que entrelaza elementos de misterio e intriga en su historia. La Senda de los Héroes (A Quest of Heroes), trata acerca del proceso del valor y de darse cuenta del propósito de la vida que conduce al crecimiento, madurez y excelencia…Para aquellos que buscan aventuras de fantasía sustanciosa, los protagonistas, estratagemas y acción proporcionan un vigoroso sistema de encuentros que se centran en la evolución de Thor, de ser un muchacho soñador a convertirse en un joven adulto que se enfrenta a retos imposibles para sobrevivir… Es sólo el comienzo de lo que promete ser una serie épica para adultos jóvenes".

Midwest Book Review (D. Donovan, CrГ­tico de eBook)



"EL ANILLO DEL HECHICERO (THE SORCERERВґS RING) tiene todos los ingredientes para ser un Г©xito inmediato: tramas, conspiraciones, misterio, caballeros aguerridos y relaciones florecientes repletas de corazones rotos, decepciones y traiciones.В  Lo mantendrГЎ entretenido durante horas y satisfarГЎ a las personas de todas las edades.В  Recomendado para la biblioteca habitual de todos los lectores del gГ©nero de la fantasГ­a".

–-Books and Movie Reviews, Roberto Mattos



"La entretenida fantasía épica de Rice [EL ANILLO DEL HECHICERO – THE SORCERER’S RING] incluye rasgos clásicos del género – una buena ambientación, grandemente inspirada en la antigua Escocia y su historia, y un buen sentido de la intriga de la Corte".

– Kirkus Reviews



"Me encantó cómo Morgan Rice construyó el personaje de Thor y el mundo en que vivía. El paisaje y las criaturas que viven ahí, estuvieron muy bien descritos… La disfruté [la trama]. Fue corto y tierno… Tiene la cantidad adecuada de personajes secundarios, así que no me confundí. Contenía aventuras y momentos espeluznantes, pero la acción representada no era demasiado grotesca. El libro sería perfecto para un lector adolescente… Los inicios de algo increíble están ahí…"

–-San Francisco Book Review



"En este primer libro lleno de acción de la saga de fantasía épica de El Anillo del Hechicero – The Sorcerer’s Ring (que actualmente consta de 14 libros), Rice presenta a los lectores a Thorgrin, ’Thor’ McLeod, de 14 años, cuyo sueño es unirse a la Legión de los Plateados, caballeros de élite que sirven al rey… La obra de Rice es sólida y el argumento es fascinante".

–-Publishers Weekly



"[LA SENDA DE LOS HÉROES – A QUEST OF HEROES] es de lectura fácil y rápida. Los finales de los capítulos hacen que tengas que leer lo que sigue y no quieras dejarlo. Hay algunos errores en el libro y algunos nombres están mezclados, pero eso no distrae de la historia en general. El final del libro me hizo querer conseguir el siguiente inmediatamente, y eso es lo que hice. Las nueve series del Anillo del Hechicero (The Sorcerer’s Ring) se pueden adquirir actualmente en la tienda Kindle y La Senda de los Héroes (A Quest of Heroes) ¡es gratis, para que uno empiece! Si está buscando algo rápido y divertido para leer mientras está de vacaciones, este libro es el adecuado".

--FantasyOnline.net



Libros de Morgan Rice




REYES Y HECHICEROS


EL DESPERTAR DE LOS DRAGONES (Libro #1)


EL DESPERTAR DEL VALIENTE (Libro #2)


El PESO DEL HONOR (Libro #3)


UNA FORJA DE VALOR (Libro #4)


UN REINO DE SOMBRAS (Libro #5)




EL ANILLO DEL HECHICERO


LA SENDA DE LOS HÉROES (Libro #1)


UNA MARCHA DE REYES (Libro #2)


UN DESTINO DE DRAGONES (Libro #3)


UN GRITO DE HONOR (Libro #4)


UN VOTO DE GLORIA (Libro #5)


UNA POSICIГ“N DE VALOR (Libro #6)


UN RITO DE ESPADAS (Libro #7)


UNA CONCESIГ“N DE ARMAS (Libro #8)


UN CIELO DE HECHIZOS (Libro #9)


UN MAR DE ESCUDOS (Libro #10)


UN REINO DE ACERO (Libro #11)


UNA TIERRA DE FUEGO (Libro #12)


UN MANDATO DE REINAS (Libro #13)


UNA PROMESA DE HERMANOS (Libro #14)


UN SUEГ‘O DE MORTALES (Libro #15)


UNA JUSTA DE CABALLEROS (Libro #16)


EL DON DE LA BATALLA (Libro #17)




LA TRILOGГЌA DE SUPERVIVENCIA


ARENA UNO: SLAVERSUNNERS (Libro #1)


ARENA DOS (Libro #2)




EL DIARIO DEL VAMPIRO


TRANSFORMACIГ“N (Libro # 1)


AMORES (Libro # 2)


TRAICIONADA (Libro # 3)


DESTINADA (Libro # 4)


DESEADA (Libro # 5)


COMPROMETIDA (Libro # 6)


JURADA (Libro # 7)


ENCONTRADA (Libro # 8)


RESUCITADA (Libro # 9)


ANSIADA (Libro # 10)


CONDENADA (Libro # 11)












ВЎEscuche la saga de EL ANILLO DEL HECHICERO en formato de audio libro!


Derechos Reservados В© 2014 por Morgan Rice



Todos los derechos reservados.В В  A excepciГіn de lo permitido por la Ley de Derechos de Autor de EE.UU. de 1976, ninguna parte de esta publicaciГіn puede ser reproducida, distribuida o transmitida en forma o medio alguno, ni almacenada en una base de datos o sistema de recuperaciГіn de informaciГіn, sin la autorizaciГіn previa de la autora.



Este libro electrГіnico estГЎ disponible solamente para su disfrute personal.В В  Este libro electrГіnico no puede ser revendido ni regalado a otras personas. Si desea compartir este libro con otra persona, sea tan amable de adquirir un ejemplar adicional para cada uno. Si estГЎ leyendo este libro y no lo ha comprado, o no lo comprГі solamente para su uso, por favor devuГ©lvalo y adquiera su propio ejemplar. Gracias por respetar el arduo trabajo de esta escritora.



Esta es una obra de ficciГіn.В  Los nombres, personajes, empresas, organizaciones, lugares, eventos e incidentes, son producto de la imaginaciГіn de la autora o se utilizan de manera ficticia.В В  Cualquier semejanza con personas reales, vivas o muertas, es solamente una coincidencia.



Imagen de la cubierta Derechos Reservados Slava Gerj, utilizada bajo licencia de Shutterstock.com


"Hay una tierra donde alguna vez se cosecharon alimentos, – pero el lugar fue transformado, asemejándose al fuego. Era un lugar donde las piedras eran zafiros, y tenía polvo de oro".



"El caballo se rГ­e del miedo, no teme a nada; no huye de la espada. No puede quedarse quieto cuando suena la trompeta. Ante el sonido de la trompeta, Г©l resopla: "ВЎViva!'".

В В В В --El Libro de Job






CAPГЌTULO UNO


Reece estaba parado, la daga que tenГ­a en la mano estaba atravesada en el pecho de Tirus, congelado en un momento de conmociГіn Su mundo entero giraba en cГЎmara lenta, todo era borroso. Acababa de matar a su peor enemigo, el hombre responsable de la muerte de Selese. Por ello, Reece sentГ­a una enorme sensaciГіn de satisfacciГіn, de venganza. Finalmente, un gran mal se habГ­a resuelto.

Pero al mismo tiempo, Reece se sentГ­a insensible al mundo, tenГ­a la extraГ±a sensaciГіn de prepararse para recibir a la muerte, para el deceso que seguramente seguirГ­a. La habitaciГіn estaba llena de los hombres de Tirus, quienes estaban allГ­ parados, tambiГ©n paralizados por la conmociГіn, presenciando todos el evento. Reece se preparГі para la muerte. Sin embargo, no se arrepentГ­a. Se sentГ­a agradecido por haber tenido la oportunidad de matar a este hombre, quien se atreviГі a pensar que Reece le ofrecerГ­a una disculpa.

Reece sabГ­a que la muerte era inevitable; era minorГ­a en esta habitaciГіn, y las Гєnicas personas en esta gran sala que estaban a su lado eran Matus y Srog. Srog, herido, estaba atado con cuerdas, preso, y Matus estaba parado al lado de Г©l, bajo la atenta mirada de los soldados. SerГ­an de poca ayuda contra este ejГ©rcito de hombres leales a Tirus, de las Islas Superiores.

Pero antes de que Reece muriera, querГ­a completar su venganza y matar a tantos hombres de estas Islas Superiores como pudiera.

Tirus cayГі a los pies de Reece, muerto, y Reece no vacilГі: extrajo su daga e inmediatamente girГі y cortГі la garganta del general de Tirus, quien estaba de pie junto a Г©l; con el mismo movimiento, Reece habГ­a apuГ±alado a otro general en el corazГіn.

Cuando todos los que estaban en shock en la sala comenzaron a reaccionar, Reece se moviГі rГЎpidamente. SacГі dos espadas de las fundas de los dos hombres moribundos y fue a atacar al grupo de soldados que estaban frente a Г©l. MatГі a cuatro antes de que tuvieran oportunidad de reaccionar.

Cientos de guerreros finalmente entraron en acciГіn, descendiendo sobre Reece de todos los lados posibles. Reece convocГі a toda su formaciГіn en la LegiГіn, todas las veces que habГ­a sido obligado a luchar contra grupos de hombres, y cuando lo cercaron, levantГі su espada con ambas manos. Г‰l no se sentГ­a abrumado por la armadura, como los otros hombres, o por un cinturГіn lleno de armas, o por un escudo; era mГЎs ligero y mГЎs rГЎpido que todos ellos y estaba furioso y arrinconado y luchando por su vida.

Reece luchaba valientemente, mГЎs rГЎpido que todos ellos, recordando esos tiempos en que habГ­a peleado contra Thor, el mГЎs grande guerrero con el que habГ­a luchado en la vida, recordando cuГЎntas de sus habilidades habГ­a mejorado. DerribГі hombre tras hombre, blandiendo su espada contra muchos otros, las chispas volaban mientras luchaba en todas direcciones. GirГі y girГі hasta que le pesaron los brazos, derribando a una docena de hombres antes de que pudieran parpadear.

Pero llegaron mГЎs y mГЎsВ  hombres. Eran demasiados. Por cada seis que caГ­an, una docena mГЎs aparecГ­a, y la muchedumbre creciГі mientras se unГ­an y lo presionaban desde todos lados. Reece respiraba con dificultad mientras sentГ­a el corte de una espada en su brazo y gritГі, la sangre salГ­a de su bГ­ceps. GirГі y apuГ±alГі al hombre en las costillas, pero el daГ±o ya habГ­a sido hecho. Ahora estaba herido, y todavГ­a mГЎs hombres aparecieron de todos lados. SabГ­a que habГ­a llegado su momento.

Se dio cuenta, agradecido, de que por lo menos, serГ­a capaz de morir en un acto de valor.

"ВЎREECE!".

De repente se oyГі un grito en el aire, era una voz que Reece reconociГі inmediatamente.

Era una voz de mujer.

El cuerpo de Reece se adormeciГі, mientras se daba cuenta de quiГ©n era esa voz. Era la voz de la Гєnica mujer que quedaba en el mundo que podrГ­a llamar su atenciГіn, incluso en medio de esta gran batalla, aun en el momento en que estaba muriendo:

Stara.

Reece mirГі hacia arriba y la vio parada a lo alto de las gradas de madera que estaban alineadas a los costados del salГіn. Ella estaba muy por encima de la multitud, con su expresiГіn feroz, sus venas saltando en su garganta, mientras ella le gritaba. Г‰l vio que ella sostenГ­a un arco y una flecha, y observaba cГіmo apuntaba a lo alto, a un objeto en la habitaciГіn.

Reece siguiГі la mirada de ella y se dio cuenta a quГ© estaba apuntando: a una cuerda gruesa, de quince metros de largo, anclando una inmensa araГ±a de metal de nueve metros de diГЎmetro, cayendo en un gancho de hierro en el suelo de piedra. El aparato era tan grueso como el tronco de un ГЎrbol y sostenГ­a varios cientos de velas llameantes.

Reece se dio cuenta: Stara quería tirar la cuerda. Si lograba atinarle, haría caer la araña estrepitosamente – y aplastaría a la mitad de los hombres en ese salón. Y cuando Reece miró hacia arriba, se dio cuenta de que estaba parado debajo de la araña.

Ella le estaba advirtiendo que se moviera.

El corazón de Reece se aceleró lleno de pánico, mientras se daba vuelta y bajaba su espada e iba a la carga hacia el grupo de atacantes, corriendo para salir antes de que la araña cayera. Pateó y dio codazos y cabezazos a los soldados para quitarlos del camino, mientras atravesaba el grupo. Reece recordó de su niñez la gran tiradora que era Stara – superando siempre a los chicos – y sabía que su tiro sería perfecto. Aunque corrió dando la espalda a los hombres que lo perseguían, confió en ella, sabiendo que atinaría.

Un momento despuГ©s, Reece escuchГі el sonido de una flecha surcando el aire, una gran cuerda que se rompГ­a, luego un enorme pedazo de hierro liberГЎndose, cayendo en picado a travГ©s del aire, a toda velocidad. Se escuchГі un ruido tremendo, todo el salГіn vibrГі, la vibraciГіn hizo caer a Reece. Reece sintiГі viento en su espalda, el candelabro estuvo a punto de caerle a unos pocos centГ­metros, mientras caГ­a en la piedra sobre sus manos y rodillas.

Reece escuchГі los gritos de los hombres, y mirГі sobre su hombro y vio el daГ±o que Stara habГ­a ocasionado: docenas de hombres estaban en el suelo, aplastados por el candelabro, habГ­a sangre por todos lados, gritaban sujetados hacia sus muertes. Ella le habГ­a salvado la vida.

Reece se abriГі paso, mirando a Stara, y vio que ahora ella estaba en peligro. Varios hombres se acercaban a ella, y mientras apuntaba con su arco y flecha, sabГ­a que sГіlo tenГ­a algunos tiros para lanzar.

Ella girГі y mirГі nerviosamente a la puerta, pensando evidentemente que podrГ­an escapar por ahГ­. Pero mientras Reece seguГ­a su mirada, su corazГіn se detuvo cuando vio a docenas de los hombres de Tirus corriendo hacia adelante y bloqueГЎndola, cerrando las dos enormes puertas dobles con una gruesa viga de madera.

Estaban atrapados, todas las salidas estaban bloqueadas. Reece sabГ­a que morirГ­an ahГ­.

Reece vio a Stara mirando alrededor del salГіn, frenГ©tica, hasta que su mirada se posГі en las gradas de madera que estaban en la pared posterior.

Hizo un gesto a Reece mientras corrГ­a hacia ella, y Г©l no tenГ­a idea de quГ© era lo que tenГ­a en mente. No veГ­a una salida. Pero ella conocГ­a este castillo mejor que Г©l, y tal vez tenГ­a una ruta de escape en mente que Г©l no veГ­a.

Reece se dio vuelta y corriГі, luchando por abrirse camino entre los hombres, mientras empezaban a reagruparse y a atacarlo. Mientras corrГ­a entre la multitud luchГі lo menos posible, tratando de no participar demasiado, sino tratando de cortar camino a travГ©s de los hombres y abrirse paso para ir a la esquina extrema de la habitaciГіn.

Mientras corrГ­a, Reece vio a Srog y a Matus, decidido a ayudarlos tambiГ©n, y estaba gratamente sorprendido de ver que Matus le habГ­a quitado las espadas a sus captores y los habГ­a apuГ±alado a ambos; mientras veГ­a cГіmo Matus cortaba rГЎpidamente las cuerdas de Srog, liberГЎndolo, y Г©ste tomГі una espada y matГі a varios soldados que se acercaron.

"ВЎMatus!", gritГі Reece.

Matus se volviГі y lo mirГі, y vio a Stara en el otro extremo de la pared y vio hacia dГіnde estaba corriendo Reece. Matus tirГі de Srog, y se dieron vuelta y tambiГ©n corrieron hacia Г©l; ahora todos iban hacia la misma direcciГіn.

Mientras Reece luchaba por abrirse paso por la habitaciГіn, Г©sta comenzГі a abrirse. No habГ­a tantos soldados aquГ­, en esta esquina extrema del salГіn, lejos de la esquina opuesta, de la salida cerrada con barrotes donde todos los soldados convergГ­an. Reece esperaba que Stara supiera lo que estaba haciendo.

Stara corriГі hacia las gradas de madera, saltando mГЎs y mГЎs alto de las filas, pateando hombres en la cara, cuando se acercaban a sujetarla. Mientras Reece la observaba, tratando de alcanzarla, no sabГ­a exactamente hacia dГіnde iba o cuГЎl serГ­a su plan.

Reece llegГі a la esquina lejana y saltГі sobre las gradas, hacia la primera fila de madera, despuГ©s a la siguiente, luego a la otra, saltando mГЎs y mГЎs alto hasta que estuvo a tres metros arriba de la multitud, en la banca mГЎs lejana y mГЎs alta contra la pared. Se reuniГі con Stara, y convergieron contra la pared lejana con Matus y Srog. TenГ­an una buena ventaja sobre los otros soldados, excepto por uno: corriГі hacia Stara desde atrГЎs, y Reece se lanzГі hacia adelante y lo apuГ±alГі en el corazГіn, antes de que Г©l sacara una daga para lanzarla a la espalda de Stara.

Stara levantГі su arco y se dio vuelta hacia dos soldados lanzГЎndose hacia la espalda expuesta de Reece, con las espadas desenvainadas y los derribГі a los dos.

Los cuatro se quedaron parados, con las espaldas en la pared en el otro extremo del salГіn, en las gradas mГЎs altas, y Reece vio a un centenar de hombres corriendo a travГ©s del salГіn, acercГЎndose hacia ellos. Ahora ellos estaban atrapados en esta esquina, sin tener ningГєn lugar a dГіnde ir.

Reece no entendГ­a por quГ© Stara los habГ­a llevado allГ­. No viendo posibilidades de escapar, estaba seguro de que pronto todos estarГ­an muertos.

"ВїCuГЎl es tu plan?", le gritГі a ella mientras estaba parados uno al lado del otro, luchando contra los hombres. "ВЎNo hay escapatoria!".

"Mira hacia arriba", respondiГі ella.

Reece estirГі su cuello y vio por encima de ellos otra araГ±a de hierro, con una cuerda larga hasta el suelo, justo al lado de Г©l.

Reece frunciГі el ceГ±o, confundido.

"No entiendo", dijo Г©l.

"La cuerda", dijo ella. "AgГЎrrenla. Todos ustedes. Y sujГ©tense con todas sus fuerzas".

Hicieron lo que ella indicГі, cada uno agarrando la cuerda con ambas manos y sujetГЎndose fuertemente. De repente, Reece se dio cuenta de lo que Stara iba a hacer.

"ВїEstГЎs segura de que esta es una buena idea?", gritГі Г©l.

Pero ya era demasiado tarde.

Mientras una docena de soldados se acercaba a ellos, Stara sujetГі la espada de Reece, saltГі a sus brazos y cortГі la cuerda junto a ellos, la que sostenГ­a el candelabro.

Reece sintiГі que su estГіmago se desplomaba, mientras los cuatro repentinamente agarraban la cuerda y se sujetaban unos a otros saliendo disparados en el aire a una velocidad vertiginosa, sujetГЎndose con todas sus fuerzas, mientras la araГ±a de hierro caГ­a en picado. AplastГі a los hombres que estaban abajo de ellos e impulsГі a los cuatro por lo alto, balanceГЎdose en la cuerda.

La cuerda finalmente se detuvo, y los cuatro se quedaron ahГ­ colgando, moviГ©ndose en el aire, a unos quince metros del salГіn.

Reece mirГі hacia abajo, sudando, casi perdiendo la sujeciГіn.

"ВЎAllГ­!", gritГі Stara.

Reece se dio vuelta y vio al enorme vitral que estaba ante ellos, y se dio cuenta de cuГЎl era el plan de ella. La gruesa cuerda cortГі las manos de Reece, y empezГі a deslizarse debido al sudor. No sabГ­a cuГЎnto tiempo podГ­a aguantar.

"ВЎEstoy perdiendo mi sujeciГіn!". Srog gritГі, haciendo su mejor esfuerzo para sujetarse, a pesar de sus lesiones.

"ВЎNecesitamos balancearnos!", gritГі Stara. "ВЎNecesitamos impulsarnos! ВЎPateen la pared!".

Reece siguiГі su guГ­a: se inclinГі hacia adelante con su bota contra la pared y juntos se empujaron con la pared, con la cuerda moviГ©ndose cada vez mГЎs y mГЎs violentamente. Se impulsaron una y otra vez hasta que con una patada final, se balancearon hasta atrГЎs, como un pГ©ndulo y luego todos, gritando, se prepararon mientras se balanceaban hacia un enorme vitral.

El vitral estallГі cayendo en pedazos alrededor de ellos, y los cuatro se soltaron, cayendo en la amplia plataforma de piedra, en la base de la ventana.

Estando allГ­ parado, quince metros por encima de la habitaciГіn, llegando una rГЎfaga de aire, Reece mirГі hacia abajo y en un lado veГ­a el interior del salГіn con cientos de soldados mirando hacia ellos, preguntГЎndose cГіmo seguir adelante; en el otro lado veГ­a fuera de la fortaleza. Afuera llovГ­a a cГЎntaros, azotando el viento y la lluvia cegadora, y la bajada estaba a unos nueve metros, sin duda era suficiente para romperse una pierna. Pero Reece vio por lo menos varios arbustos altos abajo, y tambiГ©n que el suelo estaba mojado y suave por el lodo. SerГ­a una caГ­da larga y dura; pero quizГЎs serГ­a amortiguada.

De repente, Reece gritГі cuando sintiГі el metal perforando su carne. MirГі hacia abajo y agarrГі su brazo y se dio cuenta de que una flecha acababa de rozarle, sacГЎndole sangre Era una herida leve, pero le dolГ­a.

Reece se dio vuelta y mirГі sobre su hombro y vio a decenas de los hombres de Tirus con sus arcos apuntГЎndole y disparando, las flechas volaban cerca de ellos ahora desde todas direcciones.

Reece sabГ­a que no habГ­a tiempo. Vio a Stara parada junto a Г©l, con Matus y Srog por el otro lado, todos ellos con los ojos bien abiertos de miedo ante la caГ­da que estaba frente a ellos. Г‰l agarrГі la mano de Stara, sabiendo que era ahora o nunca.

Sin decir palabra, sabiendo todos lo que debГ­a hacerse, saltaron juntos. Gritaron mientras descendГ­an por el aire en la lluvia y viento, temblando y cayendo y Reece no podГ­a evitar preguntarse si habГ­a saltado de una muerte segura a otra.




CAPГЌTULO DOS


Godfrey levantГі su arco con las manos temblorosas, se inclinГі sobre el borde del parapeto y apuntГі. QuerГ­a elegir un objetivo y disparar enseguida, pero cuando vio lo que habГ­a abajo se arrodillГі allГ­, conmocionado. Abajo de Г©l habГ­a miles de soldados de McCloud, un ejГ©rcito bien entrenado, inundando el paisaje, todos dirigiГ©ndose hacia las puertas de la Corte del Rey. Decenas de ellos se precipitaron con un ariete de hierro, y lo azotaron en la verja levadiza de acero una y otra vez, sacudiendo las paredes, el suelo bajo los pies de Godfrey.

Godfrey perdiГі el equilibrio y disparГі y la flecha navecogГі inofensiva por el aire. AgarrГі otra flecha y tirГі de ella en el arco, con el corazГіn acelerado, sabiendo con certeza que iba a morir aquГ­ hoy. Se inclinГі sobre el borde, pero antes de que pudiera disparar, una roca lanzada desde una honda volГі y golpeГі su casco de hierro.

Hubo un sonido metГЎlico fuerte, y Godfrey retrocediГі, su flecha volГі directamente en el aire. Se quitГі el casco y frotГі su cabeza adolorida. Nunca imaginГі que una roca podrГ­a doler tanto; el hierro parecГ­a retumbar en su crГЎneo.

Godfrey se preguntГі en quГ© se habГ­a metido. Cierto, habГ­a sido heroico, habГ­a ayudado a alertando a toda la ciudad de la llegada de los McCloud, comprГЎndoles un tiempo valioso. QuizГЎs incluso habГ­a salvado algunas vidas. Ciertamente habГ­a salvado a su hermana.

Sin embargo ahora estaba aquГ­, junto con unas cuantas docenas de soldados que habГ­an quedado, ninguno de ellos era de Los Plateados, ninguno de ellos eran caballeros, defendiendo este armazГіn de ciudad evacuada contra todo el ejГ©rcito de los McCloud. Estas cosas de soldados no eran para Г©l.

Hubo un estrГ©pito tremendo, y Godfrey se tambaleГі otra vez mientras la verja levadiza se abrГ­a de golpe.

A travГ©s de las puertas abiertas de la ciudad corrieron miles de hombres, ovacionando, en busca de sangre. Mientras se sentaba en el parapeto, Godfrey sabГ­a que era sГіlo cuestiГіn de tiempo para que llegaran aquГ­, hasta que Г©l luchara hacia la muerte. ВїEsto era lo que significaba ser soldado? ВїEsto era lo que significaba ser valiente e intrГ©pido? ВїMorir para que otros pudieran vivir? Ahora que saludaba a la muerte en la cara, no estaba tan seguro de que esto fuera una gran idea. Ser soldado, ser un hГ©roe era genial; pero estar vivo era mejor.

Mientras Godfrey pensaba en renunciar, en huir y tratar de esconderse en algГєn lugar, de repente varios McCloud irrumpieron en los parapetos, subiendo en una sola fila. Godfrey mirГі cГіmo uno de sus compaГ±eros soldados era apuГ±alado y caГ­a de rodillas, gimiendo.

Y luego, una vez más, sucedió. A pesar de pensar racionalmente, de todo su sentido común en contra de ser un soldado, algo hizo clic dentro de Godfrey que no podía controlar. Algo dentro de Godfrey no podía soportar que otras personas sufrieran. No podía reunir el valor por sí mismo, pero cuando vio a su prójimo en problemas, algo le superó – una cierta temeridad. Incluso uno podría llamarlo hidalguía.

Godfrey reaccionГі sin pensar. Se encontrГі agarrando una larga pica y yendo al ataque hacia la fila de los McCloud que subГ­an corriendo las escaleras, en fila, a lo largo de los parapetos. Dio un gran grito y, manteniendo la pica firmemente, embistiГі al primer hombre. La enorme cuchilla metГЎlica entrГі en el pecho del hombre, y Godfrey corriГі, utilizando su peso e incluso su barriga cervecera para hacerlos retroceder a todos.

Para su sorpresa, Godfrey tuvo Г©xito al hacer caer a la fila de hombres de la escalera espiral de piedra, lejos de los parapetos, por sГ­ solo, manteniendo a raya a los McCloud que irrumpГ­an en el lugar.

Cuando terminГі, Godfrey tirГі el pico, asombrado de sГ­ mismo, sin saber lo que habГ­a venido sobre Г©l. Sus compaГ±eros tambiГ©n parecГ­an sorprendidos, como si no se dieran cuenta de que podГ­a lograrlo.

Mientras Godfrey se preguntaba quГ© podГ­a hacer despuГ©s, la decisiГіn la tomaron por Г©l cuando detectГі movimiento por el rabillo del ojo. Se volviГі y vio a una docena mГЎs de hombres de los McCloud yendo a la carga desde un costado hacia el otro lado de los parapetos.

Antes de que Godfrey pudiera poner una defensa, el primer soldado lo alcanzГі blandiendo un martillo de guerra enorme, esgrimiГ©ndolo hacia su cabeza. Godfrey se dio cuenta de que el golpeВ  aplastarГ­a su crГЎneo.

Godfrey se agachГі evitando el peligro, era una de las pocas cosas que sabГ­a hacer bien, y el martillo pasГі girando sobre su cabeza. Godfrey luego bajГі su hombro y fue a atacar al soldado, haciГ©ndolo retroceder, luchando contra Г©l.

Godfrey lo hizo retroceder mГЎs y mГЎs lejos hasta asirseВ  a lo largo del borde del parapeto, luchando cuerpo a cuerpo, sujetГЎndose uno al otro de la garganta. Este hombre era fuerte, pero Godfrey tambiГ©n, era uno de los pocos dones que le habГ­a otorgado la vida.

Los dos treparon, girando uno al otro hacia adelante y hacia atrГЎs, hasta que de repente, ambos rodaron sobre el borde.

Los dos cayeron en picado por el aire, sujetГЎndose uno del otro, cayendo unos buenos cuatro metros y medio hasta el suelo. Godfrey girГі en el aire, con la esperanza de aterrizar encima de este soldado, en lugar de que fuera al contrario. SabГ­a que el peso de este hombre y toda su armadura, lo aplastarГ­a.

Godfrey girГі en el Гєltimo segundo, cayendo sobre el hombre, y el soldado gimiГі cuando el peso de Godfrey lo aplastГі, derribГЎndolo.

Pero la caГ­da tambiГ©n cobrГі su precio a Godfrey, dejГЎndolo sin aire; se golpeГі la cabeza y mientras caГ­a sobre el hombre, cada hueso de su cuerpo le dolГ­a, y Godfrey se quedГі allГ­ tirado por un segundo antes de que el mundo girara, y acostado al lado de su enemigo, se desmayГі junto a Г©l. Lo Гєltimo que vio al mirar hacia arriba fue al ejГ©rcito de los McCloud, entrando en la Corte del Rey y haciГ©ndola suya.


*

Elden estaba parado en los campos de entrenamiento de la Legión, con las manos en las caderas, Conven y O’Connor estaban junto a él, los tres vigilando a los nuevos reclutas que Thorgrin les había dejado. Elden miraba con ojo experto cómo los muchachos galopaban e hacia adelante y hacia atrás a través del campo, tratando de saltar sobre las zanjas y arrojar sus lanzas en las dianas colgantes. Algunos chicos no saltaban, desplomándose con sus caballos en los hoyos; otros si lo habian pero fallaban los objetivos.

Elden meneó la cabeza, tratando de recordar cómo era cuando comenzó su entrenamiento en la Legión, y tratando de animarse con el hecho de que en los últimos días estos muchachos ya habían mostrado signos de mejora. Sin embargo, estos muchachos no estaban ni remotamente cerca de los guerreros curtidos que necesitaba que fueran antes de poder aceptarlos como reclutas. Puso la barra muy alta, sobre todo porque tenía la gran responsabilidad de hacer que Thorgrin y los demás se sintieran orgullosos; Conven y O’Connor tampoco permitirían nada menor que eso.

"SeГ±or, hay noticias".

Elden vio a uno de los reclutas, Merek, el ex ladrГіn, acercarse corriendo hacia Г©l, con los ojos bien abiertos. HabiГ©ndolo interrumpido de sus pensamientos, Elden se sintiГі inquieto.

"Muchacho, te dije que nunca interrumpieras…"

"Pero señor, ¡usted no entiende! Debe… "

"No, TÚ no entiendes", replicó Elden. "Cuando los reclutas están entrenando, tú no…"

"ВЎMIRE!". Merek gritГі, asiГ©ndolo y apuntando.

Elden, furioso, estaba a punto de agarrar a Merek y arrojarlo, hasta que mirГі al horizonte, y quedГі congelado. No podrГ­a creer lo que veГ­a. AllГ­, en el horizonte, grandes nubes de humo negro se levantaban en el aire. Todo rumbo a la Corte del Rey.

Elden parpadeГі sin entender. ВїPodrГ­a estar incendiГЎndose la Corte del Rey? ВїCГіmo?

Se escuchaban enormes gritos en el horizonte, los gritos de un ejГ©rcito, junto con el sonido de una verja levadiza que se estrellaba. Elden se sintiГі descorazonado; las puertas de la Corte del Rey habГ­an sido derribadas. Г‰l sabГ­a que sГіlo podГ­a significar una cosa: un ejГ©rcito profesional habГ­a invadido Hoy, de todos los dГ­as, el DГ­a de la PeregrinaciГіn, la Corte del Rey estaba siendo invadida.

Conven y O’Connor irrumpieron en la acción, gritando a los reclutas para que dejaran de hacer sus actividades y los rodearan.

Los reclutas se acercaron corriendo y Elden fue al lado de Conven y O’Connor, mientras todos se quedaban callados y en posición de firmes esperando sus órdenes.

"SeГ±ores", dijo Elden. "ВЎHan atacado a La Corte del Rey!".

Hubo un murmullo de sorpresa y agitaciГіn de la multitud de chicos.

"Aún no son de la Legión, y ciertamente no son de Los Plateados ni guerreros curtidos, de quienes se espere enfrentar a un ejército profesional. Los hombres que están invadiendo vienen a matar, y si se enfrentan contra ellos, bien pueden perder la vida. Conven, O’Connor y yo estamos obligados a proteger a nuestra ciudad, y que debemos irnos ahora a la guerra. No espero que alguno de ustedes se una a nosotros; de hecho, los desalentaría a hacerlo. Sin embargo, si alguno de ustedes desea hacerlo, que dé un paso adelante ahora, sabiendo que puede morir en el campo de batalla hoy mismo".

Hubo unos instantes de silencio, luego de repente, cada niГ±o que estaba parado delante de ellos dio un paso al frente, todos valientes, nobles. El corazГіn de Elden se hinchГі de orgullo ante lo que vio.

"Hoy todos se han convertido en hombres".

Elden montГі su caballo y los otros le siguieron, todos ellos gritando una gran ovaciГіn mientras iban al ataque al unГ­sono, como hombres, para arriesgar su vida por su gente.


*

Elden, Conven y O’Connor iban al mando con un centenar de reclutas detrás de ellos, todos al galope, con las armas desenvainadas, mientras corrían hacia la Corte del Rey. Mientras se acercaban, Elden se asomó y se sorprendió al ver a varios miles de soldados de los McCloud irrumpiendo en las rejas, un ejército bien coordinado, claramente aprovechando la ventaja del Día de la Peregrinación para emboscar la Corte del Rey. Eran superados en número por diez a uno.

Conven sonriГі, montando su caballo al frente.

"ВЎEs justo el tipo de probabilidades que me gustan!", gritГі, despegando con un gran grito, yendo a la carga frente a todos, queriendo ser el primero en avanzar. Conven levantГі su hacha de batalla por lo alto, y Elden mirГі con admiraciГіn y preocupaciГіn cГіmo Conven atacaba temerariamente por la parte posterior al ejГ©rcito McCloud, Г©l solo.

Los McCloud tenГ­an poco tiempo para reaccionar, mientras Conven esgrimГ­a su hacha como un loco y matГі a dos de ellos en un momento. Yendo a la carga hacia el grueso de los soldados, bajГі en picado de su caballo y saliГі volando por el aire, derribando a tres soldados y haciГ©ndolos caer de su caballo al suelo.

Elden y los otros estaban justo detrГЎs de Г©l. Se enfrentaron con el resto de los McCloud, quienes tardaron demasiado en reaccionar, ya que no esperaban un ataque en su flanco. Elden blandГ­a su espada con ira y destreza mostrando a los reclutas de La LegiГіn cГіmo se hacГ­a, utilizando su gran fuerza para derribar a uno tras otro.

La batalla se hizo mГЎs densa y cuerpo a cuerpo, mientras su pequeГ±a fuerza de combate obligaba a los McCloud a cambiar de direcciГіn y defenderse. Todos los reclutas de la LegiГіn se unieron a la refriega, montando a caballo sin miedo rumbo a la batalla y chocando con los McCloud. Elden notГі a los muchachos luchando por el rabillo de sus ojos y estaba orgulloso de ver que ninguno de ellos vacilaba. Estaban en combate, peleando como verdaderos hombres, superados en nГєmero por cientos a uno, y a ninguno le preocupaba. Los McCloud cayeron a diestra y siniestra, tomados con la guardia baja.

Pero la fuerza pronto cambiГі, mientrasВ  la mayor parte de los hombres de McCloud se reforzaban, y la LegiГіn se encontrГі con soldados profesionales. Algunos hombres de la LegiГіn comenzaron a caer. Merek y Ario recibieron golpes de una espada, pero permanecieron en sus caballos, luchando y derribando a sus oponentes. Pero luego fueron golpeados por mazas que oscilaban, y fueron derribados de sus caballos. O'Connor, montando al lado de Merek, derribГі varios tiros con su arco, acabando con los soldados que estaban a su alrededor, antes de ser golpeado en un costado con un escudo y derribado de su caballo. Elden, completamente rodeado, finalmente perdiГі el factor sorpresa, y recibiГі un poderoso golpe en sus costillas de un martillo y la cuchillada de una espada en su antebrazo. Se dio vuelta y derribГі a los hombres de sus caballos, sin embargo al hacerlo, aparecieron cuatro hombres mГЎs. Conven, en el suelo, luchГі desesperadamente esgrimiendo su hacha violentamente hacia los caballos y hombres que se acercaban, hasta que finalmente fue golpeado por detrГЎs con un martillo y se derrumbГі de bruces en el fango.

Llegaron docenas de refuerzos mГЎs de los McCloud, abandonando la puerta para hacerles frente. Elden vio que habГ­a menos de sus propios hombres y sabГ­a que pronto acabarГ­an con todos ellos. Pero no le importaba. Estaban atacando a La Corte del Rey y Г©l darГ­a su vida para defenderla, para defender a estos muchachos de La LegiГіn, de quienes estaba orgulloso de luchar junto con ellos. Si eran muchachos o adultos ya no importaba, estaban derramando su sangre al lado de Г©l, y en este dГ­a, vivos o muertos, todos eran hermanos.


*

Kendrick galopГі hacia abajo de la montaГ±a de peregrinos, al mando de miles de Los Plateados,В  todos ellos cabalgando con toda la fuerza posible, corriendo hacia el humo negro en el horizonte. Kendrick se reprendiГі a sГ­ mismo mientras cabalgaba, deseando haber dejado las puertas mГЎs protegidas ya que nunca esperГі recibir un ataque asГ­ en este dГ­a, y sobre todo por parte de los McCloud, quienes pensaba que estaban tranquilos bajo el gobierno de Gwen. Les harГ­a pagar a todos por invadir su ciudad, por aprovecharse de este dГ­a de fiesta de precepto.

A su alrededor todos sus hermanos iban a la carga, eran mil hombres fuertes, con toda la ira de Los Plateados, dejando su peregrinaje sagrado, decididos a mostrar a los McCloud lo que Los Plateados podrГ­an hacer para que pagaran de una vez por todas. Kendrick jurГі que para cuando que terminara, ni un McCloud quedarГ­a vivo. El lado de las Tierras Altas de ellos, jamГЎs volverГ­a a levantarse.

Cuando Kendrick se acercó, miró hacia adelante y vio a los reclutas de La Legión luchando valientemente, vio a Elden y a O’Connor y a Conven, todos terriblemente superados en número y ninguno dando marcha atrás a los McCloud. Su corazón se llenó de orgullo. Pero todos estaban, como pudo ver, a punto de ser vencidos.

Kendrick gritГі y pateГі aГєn mГЎs a su caballo, mientras guiaba a sus hombres y todos fueron como rГЎfaga a un Гєltimo ataque. TomГі una lanza larga y cuando estuvo lo suficientemente cerca, la aventГі; uno de los generales de los McCloud se dio vuelta justo a tiempo para ver la lanza navegar por el aire y penetrar su pecho, con la fuerza suficiente para penetrar su armadura.

Los mil caballeros detrГЎs de Kendrick dejaron escapar un gran grito: Los Plateados habГ­an llegado.

Los McCloud se dieron vuelta y los vieron, y por primera vez, tenГ­an verdadero miedo en sus ojos. Mil brillantes caballeros de Los Plateados, todos montando al unГ­sono perfecto, como una tormenta bajando por la montaГ±a, todos con sus armas desenvainadas, todos asesinos endurecidos, ninguno con una pizca de vacilaciГіn en sus ojos. Los McCloud se dieron vuelta para enfrentarlos, pero con inquietud.

Los Plateados descendieron sobre ellos, sobre su ciudad natal, Kendrick al mando del ataque. SacГі su hacha y la hizo oscilar expertamente, acuchillando a varios soldados haciГ©ndolos caer de sus caballos; luego sacГі una espada con su otra mano y cabalgando hacia el grueso de la muchedumbre, apuГ±alГі a varios soldados en todos los puntos vulnerables de sus armaduras.

Los Plateados se acercaron hacia el grueso de los soldados como una ola de destrucciГіn, como eran tan expertos en hacer; ninguno de se sintiГі cГіmodo hasta estar completamente rodeados en medio de la batalla. Para un miembro de Los Plateados, eso era lo que significaba sentirse en casa. Atacaron y apuГ±alaron a todos los soldados McCloud que estaban alrededor de ellos, que eran como aficionados en comparaciГіn con ellos; los gritos se escuchaban cada vez mГЎs y mГЎs fuerte mientras caГ­an los McCloud en todas direcciones.

Nadie podía parar a Los Plateados, que eran demasiado rápidos y elegantes y fuertes y expertos y en su técnica, luchando como una unidad, como habían sido entrenados desde que eran niños. Su ímpetu y destreza aterrorizaba a los McCloud, que eran como soldados comunes junto a estos caballeros finamente entrenados. Elden, Conven, O’Connor y el resto de la Legión rescatados por los refuerzos, se levantaron de nuevo, sin embargo estaban heridos y se unieron a la lucha ayudando a impulsar aún más a Los Plateados.

En pocos momentos, cientos de los McCloud yacГ­an muertos, y los que quedaron fueron atrapados por un gran pГЎnico. Uno por uno comenzaron a girar y a huir, los McCloud salГ­an por las puertas de la ciudad, tratando de alejarse de la Corte del Rey.

Kendrick estaba decidido a no permitirles que lo hicieran. CabalgГі hasta las puertas de la ciudad, con sus hombres siguiГ©ndolo y se asegurГі de bloquear camino de todos los que iban de retirada. Era un efecto de embudo, y McCloud fueron sacrificados ya que alcanzaron el embotellamiento de las puertas de la ciudad, el mismo gates tenГ­a stormed pero horas antes.

Mientras Kendrick blandГ­a dos espadas matando a hombres a diestra y siniestra, sabГ­a que muy pronto cada uno de los McCloud morirГ­a, y que laВ  Corte del Rey serГ­a de ellos otra vez. Mientras arriesgaba su vida por el bien de su tierra, sabГ­a que esto era lo que significaba estar vivo.




CAPГЌTULO TRES


Las manos de Luanda temblaban mientras caminaba paso a paso a travГ©s del amplio cruce fronterizo del CaГ±Гіn. Con cada paso que daba sentГ­a que su vida llegaba a su fin, sentГ­a que abandonaba un mundo y entraba en otro. Pero a unos pasos de alcanzar el otro lado, sintiГі como si fueran sus Гєltimos pasos en la tierra.

Parado a pocos metros de distancia estaba RГіmulo y detrГЎs de Г©l, sus millones de soldados del Imperio. Dando vueltas en cГ­rculo por lo alto con un chirrido sobrenatural, volaban decenas de dragones, las criaturas mГЎs feroces que Luanda habГ­a visto, azotando sus alas contra el muro invisible que era el Escudo. Luanda sabГ­a que con sГіlo dar unos cuantos pasos mГЎs, con salir del Anillo, el Escudo bajarГ­a para siempre.

Luanda miró el destino que estaba esperando ante que ella, a la muerte segura a la que se enfrentaba a manos de Rómulo y sus hombres salvajes. Pero esta vez, a ella ya no le importaba. Todo lo que amaba, ya se lo habían quitado. Su marido, Bronson, el hombre al que más amaba en el mundo, había sido asesinado – y todo había sido culpa de Gwendolyn. Ella culpaba a Gwendolyn por todo. Ahora, finalmente, era momento de la venganza.

Luanda se detuvo a 30 centГ­metros de distancia de RГіmulo, viГ©ndose ambos a los ojos, mirГЎndose fijamente uno al otro sobre la lГ­nea invisible. Era un hombre grotesco, dos veces mГЎs ancho que cualquier hombre, puro mГєsculo, habГ­a tanto mГєsculo en sus hombros que su cuello desaparecГ­a. Su rostro era todo quijada, con grandes ojos negros, como canicas, y su cabeza era demasiado grande para su cuerpo. Г‰l la mirГі como un dragГіn mira a su presa, y ella no tenГ­a ninguna duda de que laВ  harГ­a pedazos.

Se miraron fijamente uno al otro en el grueso silencio, y una sonrisa cruel se extendiГі en su rostro, junto con una mirada de sorpresa.

"Nunca pensГ© que volverГ­a a verte", dijo ella. Su voz era profunda y gutural, haciГ©ndose eco en este horrible lugar.

Luanda cerrГі los ojos y tratГі de hacer que RГіmulo desapareciera. TratГі de hacer que su vida desapareciera.

Pero cuando abriГі los ojos, Г©l estaba todavГ­a allГ­.

"Mi hermana me ha traicionado", respondiГі suavemente. "Y ahora es momento de que yo la traicione.

Luanda cerrГі los ojos y dio un paso final fuera del puente, al otro extremo del CaГ±Гіn.

Al hacerlo, se escuchГі un estruendoso ruido silbante detrГЎs de ella; hubo un remolino de niebla en el aire desde el fondo del CaГ±Гіn, como una gran ola que se elevaba y de repente volvГ­a a caer otra vez. Hubo un sonido, como si se agrietara la tierra, y Luanda sabГ­a con certeza que el Escudo se habГ­a desactivado. Que ahora nada quedaba entre el ejГ©rcito de RГіmulo y el Anillo. Y que el Escudo se habГ­a roto para siempre.

RГіmulo la mirГі, mientras Luanda se quedaba valientemente de pie a 30 centГ­metros de distancia, frente a Г©l, inquebrantable, viГ©ndolo de manera desafiante. SintiГі miedo pero no lo demostrГі. Ella no querГ­a darle esa satisfacciГіn a RГіmulo. Ella querГ­a que Г©l la matara mientras lo miraba a la cara. Al menos eso le darГ­a algo. Solo querГ­a que Г©l acabara con eso.

En cambio, la sonrisa de RГіmulo se extendiГі y continuГі mirГЎndola directamente, en vez de ver al puente como ella esperaba que lo hiciera.

"Ya tienes lo que quieres", dijo ella, desconcertada. "El Escudo estГЎ desactivado". El Anillo es tuyo. ВїNo vas a matarme ahora?".

Г‰l meneГі la cabeza.

"No eres lo que esperaba", dijo Г©l finalmente, analizГЎndola. "PodrГ­a dejarte vivir. QuizГЎs incluso te podrГ­a hacer mi esposa".

Luanda sintiГі arcadas de solo pensarlo; esta no era la reacciГіn que querГ­a.

Ella se inclinГі hacia atrГЎs y escupiГі en su cara, con la esperanza de que eso hiciera que la matara.

Rómulo subió la mano y le pegó en la cara con el dorso de su mano, y Luanda se preparó para el golpe por venir, esperando que la golpeara como antes, que le rompiera la mandíbula – que hiciera cualquier cosa menos ser amable con ella. En cambio, el dio un paso al frente, la sujetó por la parte trasera de la cabeza, la atrajo hacia él y la besó con fuerza.

Ella sintiГі sus labios, grotescos, agrietados, lleno de mГєsculos, como una serpiente, mientras Г©l la apretaba hacia Г©l con mГЎs y mГЎs fuerza, tanta, que ella apenas podГ­a respirar.

Finalmente, él se alejó – y al hacerlo, le dio una bofetada, golpeándola con tanta fuerza que su piel le dolió.

Ella lo mirГі horrorizada, lleno de asco, sin entenderlo.

"EncadГ©nenla y mantГ©nganla cerca de mГ­", ordenГі. Apenas habГ­a terminado de pronunciar las palabras, cuando sus hombres dieron un paso adelante y le ataron los brazos detrГЎs de su espalda.

Los ojos de RГіmulo se abrieron de par en par con deleite, mientras daba unВ  paso adelante frente a sus hombres y, preparГЎndose, dio el primer paso hacia el puente.

No habГ­a un Escudo para detenerlo. Estaba ahГ­ parado sano y salvo.

RГіmulo sonriГі ampliamente, luego soltГі a reГ­r, extendiendo ampliamente sus brazos musculosos mientras lanzaba hacia atrГЎs su cabeza. Rio con fuerza, triunfante; el sonido se hizo eco a lo largo del CaГ±Гіn.

"Es mГ­o", dijo Г©l. "ВЎTodo mГ­o!".

Su voz se hizo eco, una y otra vez.

"SeГ±ores", aГ±adiГі Г©l. "ВЎInvadan!".

Sus tropas de pronto corrieron alejГЎndose de Г©l, soltando un gran grito de ovaciГіn que se encontrГі en lo alto con el ruido de los dragones que agitaban sus alas y volaban elevГЎndose por encima del CaГ±Гіn. Entraron en el remolino de niebla, chirriando, con un gran ruido que se elevГі hasta los cielos, que dejГі saber al mundo que el Anillo nunca volverГ­a a ser el mismo otra vez.




CAPГЌTULO CUATRO


Alistair estaba en los brazos de Erec en la proa del enorme barco, que se movГ­a suavemente arriba y abajo, mientras las olas del enorme ocГ©ano pasaban una y otra vez. Ella mirГі hacia arriba, hipnotizada, a las millones de estrellas rojas cubriendo el cielo de la noche brillando en la distancia; la cГЎlida brisa pasaba acariciГЎndola, arrullГЎndola para dormir. Se sintiГі contenta. El simple hecho de estar aquГ­ junto a Erec, hacГ­a que todo su mundo tuviera paz; aquГ­, en esta parte del mundo, en este vasto ocГ©ano, sentГ­a que todos los problemas del mundo habГ­an desaparecido. Un montГіn de obstГЎculos los habГ­an mantenido separados, y ahora, finalmente, sus sueГ±os se estaban volviendo realidad. Estaban juntos y no habГ­a nadie ni nada que se interpusiera entre ellos. Ya habГ­an zarpado, ya estaban en camino a las islas de Г©l, su tierra natal, y cuando llegaran ella se casarГ­a con Г©l. No habГ­a nada en el mundo que quisiera mГЎs.

Erec la apretГі firmemente y ella se inclinГі mГЎs hacia Г©l, mientras ambos se reclinaban hacia atrГЎs, mirando al universo, la suave niebla del ocГ©ano caГ­a sobre ellos. Sus ojos se les cerraban de sueГ±o en la tranquila noche del ocГ©ano.

Cuando ella mirГі al cielo abierto, pensГі en lo enorme que era el mundo; pensГі en su hermano, Thorgrin, por ahГ­ en algГєn lugar, y se preguntГі dГіnde estaba ahora. SabГ­a que iba en camino a ver a su madre. ВїLa encontrarГ­a? ВїCГіmo serГ­a ella? ВїRealmente existГ­a?

Una parte de Alistair querГ­a unirse a Г©l en el viaje, conocer tambiГ©n a su madre; y otra parte de ella extraГ±aba el Anillo y querГ­a estar de regreso en casa, en territorio conocido. Pero la mayor parte de ella estaba emocionada; estaba entusiasmada de comenzar una vida de nuevo, junto a Erec en un lugar nuevo, en una nueva parte del mundo. Estaba emocionada de conocer a su gente, de ver cГіmo era la patria de Г©l. ВїQuiГ©n vivГ­a en las Islas del Sur?, se preguntaba. ВїCГіmo era su gente? ВїSu familia lo acogerГ­a? ВїLes darГ­a gusto recibirla o se sentirГ­an amenazados por ella? ВїLes parecerГ­a bien la idea de su boda? ВїO habГ­an imaginado a otra persona, alguien de los suyos para Erec?

Lo peor de todo, lo que mГЎs temГ­a, era ВїquГ© pensarГ­an de ella una vez que se enteraran de sus poderes? ВїUna vez que descubrieran que era una Druida? ВїLa considerarГ­an un bicho raro, una forastera como todos los demГЎs?

"CuГ©ntame otra vez de tu gente", le dijo Alistair a Erec.

Г‰l la mirГі, luego mirГі hacia el cielo.

"ВїQuГ© deseas saber?".

"CuГ©ntame acerca de tu familia", dijo ella.

Erec reflexionГі en silencio durante mucho tiempo. Finalmente hablГі.

"Mi padre es un gran hombre. Ha sido rey de nuestro pueblo desde que tenГ­a mi edad. Su muerte inminente cambiarГЎ nuestra isla para siempre".

ВїY tienes mГЎs familia?

Erec dudГі durante mucho tiempo, y finalmente asintiГі con la cabeza.

"Sí. Tengo una hermana… y un hermano”. Él vaciló. "Mi hermana y yo, estuvimos muy unidos cuando éramos niños. Pero debo advertirte que es muy territorial y se pone celosa fácilmente. Desconfía de los forasteros y no le gusta la gente nueva en nuestra familia. Y mi hermano…", dijo Erec con la voz apagada.

Alistair le dio un codazo.

"ВїQuГ© pasa?".

"Es el mejor luchador que conocerás. Pero es mi hermano menor, y siempre has estado en competencia conmigo. Siempre lo he visto como hermano, y él siempre me ha visto como competencia, como alguien que se interpone en su camino. "No sé por qué. Así son las cosas. Desearía que fuéramos más apegados”.

Alistair lo mirГі, sorprendida. No podГ­a comprender cГіmo alguien podГ­a mirar a Erec con algo que no fuera amor.

ВїY sigue siendo de esa manera?", preguntГі ella.

Erec se encogiГі de hombros.

"No he visto a ninguno de ellos desde que era un niño. Es mi primer retorno a mi patria; han pasado casi treinta ciclos de sol. No sé qué esperar. Ahora pertenezco más al Anillo. Y sin embargo, si mi padre muere… soy el mayor. Mi gente esperará que yo gobierne".

Alistair hizo una pausa, sorprendida, sin querer husmear.

“¿Y lo harás?”.

Erec se encogiГі de hombros.

"No es algo que busque. Pero si mi padre lo desea… No puedo decir que no".

Alistair lo analizГі.

"TГє lo quieres mucho".

Erec asintiГі con la cabeza, y ella pudo ver sus ojos brillando en la luz de las estrellas.

"SГіlo rezo para que nuestro barco llegue a tiempo antes de que Г©l muera".

Alistair considerГі sus palabras.

"ВїY quГ© hay de tu madre?", preguntГі ella. "ВїLe agradarГ©?".

Erec sonriГі ampliamente.

"Como una hija”, dijo. "Porque ella verá cuánto te amo".

Se besaron, y Alistair se reclinГі y mirГі al cielo, estirГЎndose y sujetando la mano de Erec.

"Recuerda esto, mi seГ±ora. Te amo. TГє estГЎs por encima de todo. "Eso es lo Гєnico que importa". Mi gente nos harГЎ la boda mГЎs grande que haya habido en las Islas del Sur; nos inundarГЎn de festividades. Y serГЎs amada y aceptada por todos ellos".

Alistair analizГі las estrellas, sujetando la mano de Erec firmemente, y se maravillГі. No tenГ­a ninguna duda del amor que Г©l sentГ­a por ella, pero se preguntaba quГ© dirГ­a su gente, gente que Г©l apenas conocГ­a. ВїLa aceptarГ­an como Г©l pensaba que lo harГ­an? No estaba tan segura.

De repente, Alistair oyГі pasos pesados. MirГі y vio a un miembro de la tripulaciГіn del barco caminando sobre el borde de la barandilla, levantando un gran pez muerto sobre su cabeza y arrojГЎndolo por la borda. Hubo un chapoteo suave por debajo y pronto un chapoteo mГЎs grande, mientras otro pez saltaba y se lo comГ­a.

Luego siguiГі un terrible sonido debajo de las aguas, como un gemido o llanto, seguido por otro chapoteo.

Alistair mirГі al marinero, un personaje desagradable, sin afeitar, vestido con harapos, y al que le faltaban dientes, inclinГЎndose sobre el borde, sonriendo como tonto. Se volviГі y la mirГі, con una cara diabГіlica, grotesca, en la luz de las estrellas. Alistair tuvo un terrible presentimiento.

"ВїQuГ© tiraste por la borda?", preguntГі Erec.

"Las entraГ±as de un pez simka", contestГі.

"Pero Вїpor quГ©?".

"Es un veneno", respondiГі, sonriendo. "Cualquier pez que lo coma, morirГЎ en ese instante".

Alistair lo mirГі, horrorizada.

"ВїY por quГ© quieres matar al pez?".

El hombre sonriГі mГЎs ampliamente.

"Me gusta verlos morir. Quiero escucharlos gritar y me gusta verlos flotar, boca arriba. Es divertido".

El hombre se volviГі y caminГі lentamente hacia el resto de su tripulaciГіn, y mientras que Alistair le miraba irse, sentГ­a la piel de gallina.

"ВїQuГ© pasa?", preguntГі Erec.

Alistair alejГі la mirada y sacudiГі la cabeza, tratando de hacer desaparecer lo que sentГ­a. Pero no fue asГ­; tenГ­a una terrible premoniciГіn, no estaba segura de lo que era.

"Nada, mi Lord", dijo ella.

Se instalГі nuevamente en sus brazos, tratando de decirse a ella misma que todo estaba bien. Pero ella sabГ­a, dentro de sГ­ misma, que estaba muy lejos de estar bien.


*

Erec despertГі en la noche, sintiendo que el barco se movГ­a lentamente hacia arriba y hacia abajo, y supo inmediatamente que algo estaba mal. Era el guerrero dentro de Г©l, la parte que siempre le habГ­a advertido un instante antes de que algo malo sucederГ­a. Siempre habГ­a tenido ese sentido desde que era un niГ±o.

Se sentГі rГЎpidamente, alerta y mirГі alrededor. Se volviГі y vio a Alistair profundamente dormida junto a Г©l. TodavГ­a estaba oscuro, el barco todavГ­a se mecГ­a sobre las olas, sin embargo, algo estaba mal. MirГі alrededor, pero no vio ninguna seГ±al de que algo estuviera mal.

ВїQuГ© peligro podrГ­a existir, se preguntaba, aquГ­ en medio de la nada? ВїFue sГіlo un sueГ±o?

Erec, confiando en sus instintos, se agachГі para agarrar su espada. Pero antes de que su mano pudiera agarrar la empuГ±adura, repentinamente sintiГі una pesada red cubriendo su cuerpo, cayendo alrededor de Г©l. Estaba hecha de la cuerda mГЎs pesada que habГ­a sentido, casi lo suficientemente pesada para aplastar a un hombre y aterrizГі encima de Г©l, con firmeza a su alrededor.

Antes de que pudiera reaccionar, sintiГі que era levantado por lo alto, la red lo tenГ­a atrapado como animal, sus cuerdas estaban tan apretadas alrededor de Г©l que no podГ­a incluso moverse, sus hombros y brazos y las muГ±ecas y pies estaban limitados, aplastados juntos. Fue izado mГЎs y mГЎs, hasta queВ  se encontrГі a unos seis metros por encima de la cubierta, colgando, como un animal atrapado en una trampa.

El corazГіn de Erec se acelerГі en su pecho, mientras trataba de comprender lo que estaba sucediendo. MirГі hacia abajo y vio a Alistair, despertando.

"ВЎAlistair!", gritГі Erec.

Ella lo buscГі por todas partes, y cuando finalmente levantГі la vista y lo vio, su cara se desencajГі.

“¡EREC!”, gritó ella, confundida.

Erec observГі cГіmo como varias docenas de miembros de la tripulaciГіn, llevando antorchas, se acercaban a ella. Todos tenГ­an sonrisas grotescas, habГ­a maldad en sus ojos mientras se acercaban a ella.

"Ya era hora de que Г©l la compartiera", dijo uno de ellos.

"ВЎLe voy a enseГ±ar a esta princesa lo que significa vivir con un marinero!", dijo otro.

El grupo estallГі en carcajadas.

"DespuГ©s de mГ­", dijo otro.

"No antes de que yo la haya hecho mГ­a primero", dijo otro.

Erec luchГі para liberarse con todas sus fuerzas, mientras ellos continuaban aproximГЎndose a ella. Pero fue en vano. Sus hombros y brazos estaban sujetados con tal firmeza, que ni siquiera podГ­a moverlos.

"ВЎALISTAIR!", gritГі desesperado.

Estaba indefenso para hacer algo, mas que observar, mientras estaba colgado.

Tres marineros se abalanzaron repentinamente por detrГЎs sobre Alistair; ella gritГі mientras la hacГ­an caer, rasgaron su blusa, pusieron sus brazos por detrГЎs de su espalda. La sostuvieron firmemente mientras varios marineros mГЎs se acercaban.

Erec analizГі el barco buscando cualquier seГ±al del capitГЎn; lo vio en la cubierta superior, mirando hacia abajo, observando todo.

"ВЎCapitГЎn!", gritГі Erec. Este es tu barco. ВЎHaz algo!".

El capitГЎn lo mirГі, luego poco a poco volviГі la espalda a toda la escena, como no queriendo verla.

Erec mirГі desesperado, cГіmo un marinero sacaba un cuchillo y lo sostenГ­a sobre la garganta de Alistair, y Alistair gritГі.

"ВЎNO!", gritГі Erec.

Era como estar viendo una pesadilla desvelándose ante él – y lo peor de todo, es que no había nada que pudiera hacer.




CAPГЌTULO CINCO


Thorgrin estaba frente a AndrГіnico, los dos solos en el campo de batalla, con todos los soldados muertos a su alrededor. Г‰l levantГі su espada por lo alto y la bajГі hacia el pecho de AndrГіnico; al hacerlo, AndrГіnico dejГі caer sus armas, sonriГі de par en par y se acercГі a abrazarlo.

Hijo mГ­o.

Thor intentГі detener la cuchillada de su espada, pero era demasiado tarde. La espada atravesГі a su padre, y mientras AndrГіnico se partГ­a en dos, Thor se sintiГі corroГ­do por el dolor.

Thor parpadeГі y se encontrГі caminando por un altar interminablemente largo, sujetando la mano de Gwen. Se dio cuenta de que era la procesiГіn de su boda. Caminaron hacia un sol rojo intenso y cuando Thor mirГі a ambos lados, vio que todos los asientos estaban vacГ­os. Se volviГі para mirar a Gwen y cuando ella lo mirГі, estaba aterrorizado mientras la piel de ella se secaba y se convertГ­a en un esqueleto, que se convertГ­a en polvo en su mano. Ella se convertГ­a en un montГіn de cenizas a sus pies.

Thor se encontrГі parado ante el castillo de su madre. De alguna manera habГ­a cruzado el paseo aГ©reo, y estaba parado ante inmensas puertas dobles, de oro, brillantes, tres veces mГЎs altas que Г©l. No habГ­a ninguna manija, y tocГі en ellas con las palmas de sus manos hasta que Г©stas comenzaron a sangrar. El sonido hizo eco en todo el mundo. Pero nadie respondiГі.

Thor echГі hacia atrГЎs su cabeza.

"ВЎMadre!", gritГі Г©l.

Thor se hundiГі hasta las rodillas y al hacerlo, la tierra se convirtiГі en barro, y Thor resbalГі por un acantilado, cayendo y cayendo, agitГЎndose por el aire, hacia abajo, cientos de metros, hacia un mar embravecido. ExtendiГі sus manos al cielo, vio desaparecer de la vista al castillo de su madre y gritГі.

Thor abriГі los ojos, sin aliento, el viento cepillando su rostro, y mirГі a su alrededor, intentando averiguar dГіnde estaba. MirГі y vio un ocГ©ano, pasando por debajo de Г©l, a velocidad de vГ©rtigo. MirГі hacia arriba y vio que agarrГі algo ГЎspero, y al escuchar el gran aleteo, se dio cuenta de que estaba aferrГЎndose a la escamas de Mycoples, tenГ­a las manos frГ­as por el aire de la noche, su rostro estaba entumecido por las rГЎfagas del viento del mar. Mycoples volГі con gran velocidad, sus alas nunca se agitaron, y cuando Thor mirГі hacia adelante, se dio cuenta de que se habГ­a quedado dormido sobre ella. Ellos seguГ­an volando, como lo habГ­an estado haciendo durante varios dГ­as, corriendo bajo el cielo de la noche, debajo de un millГіn de estrellas rojas centelleantes.

Thor suspirГі y limpiГі la parte posterior de su cabeza, que estaba cubierta de sudor. Г‰l habГ­a prometido permanecer alerta, pero habГ­an pasado muchos dГ­as en su viaje juntos, volando, buscando la Tierra de los Druidas. Por suerte Mycoples, conociГ©ndolo tan bien como lo hacГ­a, sabГ­a que estaba dormido y volГі continuamente, asegurГЎndose de que no se cayera. Los dos habГ­an estado viajando mucho tiempo juntos, habГ­an llegado a convertirse en uno solo. Aunque Thor extraГ±aba el Anillo, estaba emocionado, por lo menos, de volver con su vieja amiga otra vez, los dos solos viajando por el mundo; podrГ­a decir que tambiГ©n ella estaba feliz de estar con Г©l, ronroneando con satisfacciГіn. SabГ­a que Mycoples nunca permitirГ­a que algo malo le sucediera, y Г©l sentГ­a lo mismo por ella.

Thor mirГі hacia abajo y examinГі las verdes aguas espumosas y luminiscentes del mar; se trataba de un mar extraГ±o y exГіtico que nunca habГ­a visto antes, uno de los muchos que habГ­an pasado en su bГєsqueda. Siguieran volando hacia el norte, siempre al norte, siguiendo la flecha de seГ±alamiento en la reliquia que habГ­a encontrado en su ciudad natal. Thor sintiГі que se estaban acercando a su madre, a su tierra, a la Tierra de los Druidas. PodГ­a sentirlo.

Thor esperaba que la flecha fuera precisa. En el fondo, sentГ­a que asГ­ era. Г‰l podГ­a sentir en cada fibra de su ser que estaban acercГЎndose a su madre, a su destino.

Thor se frotГі los ojos, decidido a permanecer despierto. HabГ­a pensado que ya habrГ­an encontrado la Tierra de los Druidas para esta hora; sentГ­a que ya habГ­a atravesado la mitad del mundo. Por un momento se preocupГі: ВїQuГ© pasarГ­a si todo fuera una fantasГ­a? ВїQuГ© pasarГ­a si su madre no existГ­a? ВїQuГ© pasarГ­a si no existiera la Tierra de los Druidas? ВїQuГ© pasarГ­a si estuviese condenado a no encontrarla nunca?

IntentГі sacudir esos pensamientos de su mente mientras instaba a Mycoples a seguir adelante.

MГЎs rГЎpido, pensГі Thor.

Mycoples ronroneГі y agitГі sus alas con mayor fuerza, y en cuanto bajГі su cabeza, los dos bajaron en picado hacia la niebla, dirigiГ©ndose hacia algГєn punto en el horizonte donde, Thor sabГ­a, que tal vez podrГ­a no existir.


*

El dГ­a amaneciГі como Thor nunca habГ­a visto, el cielo inundado no solo de dos soles, sino de tres, elevГЎndose los tres juntos en diferentes puntos del horizonte, uno rojo, uno verde, uno morado. Volaban justo por encima de las nubes, que se extendГ­an por debajo de Г©l, tan cerca que Thor podГ­a tocarlas, eran una manta de color. Thor se deleitaba en el amanecer mГЎs hermoso que jamГЎs habГ­a visto, diferentes colores de soles sal+ian entre las nubes, los rayos pasaban sobre Г©l, debajo de Г©l, por encima de Г©l. SentГ­a como si volara en el surgimiento del mundo.

Thor dirigГ­a a Mycoples hacia abajo, y se sintiГі hГєmedo cuando entraron en la cubierta de la nube; momentГЎneamente su mundo estaba inundado de diversos colores, entonces quedГі cegado. Al salir de las nubes, Thor esperaba ver otro ocГ©ano, otra extensiГіn interminable de la nada.

Pero esta vez habГ­a algo mГЎs.

El corazГіn de Thor se acelerГі cuando vio por debajo de ellos un espectГЎculo que siempre habГ­a esperado ver, un espectГЎculo que ocupaba sus sueГ±os. AllГ­, muy por debajo, se veГ­a una tierra. Era una isla, revuelta en la niebla, en medio de este ocГ©ano increГ­ble, amplia y profunda. Su reliquia vibrГі y mirГі hacia abajo y vio el destello de la flecha, apuntando directamente hacia abajo. Pero Г©l no necesitaba verlo para saberlo. Lo sentГ­a, en cada fibra de su ser. Ella estaba aquГ­. Su madre. La mГЎgica Tierra de los Druidas existГ­a, y Г©l habГ­a llegado.

Baja, amiga mГ­a, pensГі Thor.

Mycoples se dirigiГі hacia abajo, y cuando se acercaron, la isla pudo verse cada vez mГЎs clara. Thor vio los interminables campos de flores, notablemente similares a los campos que habГ­a visto en la Corte del Rey. Г‰l no podГ­a entenderlo. La isla se sentГ­a tan familiar, casi como si hubiera llegado nuevamente a su casa. El habГ­a esperado que la tierra fuera mГЎs exГіtica. Era extraГ±o cuГЎn misteriosamente familiar era. ВїCГіmo podrГ­a ser posible?

La isla estaba encajonada por una inmensa playa de arena roja brillante, con olas rompiendo contra ella. Cuando se acercaron, Thor vio algo que lo sorprendiГі: parecГ­a haber una entrada a la isla, dos enormes pilares se elevaban hasta los cielos, eran los pilares mГЎs altos que jamГЎs habГ­a visto, y desaparecГ­an en las nubes. Una pared, tal vez de unos seis metrosВ  de alto, cercaba toda la isla, y pasar a travГ©s de estos pilares parecГ­a ser la Гєnica manera de entrar a pie.

Puesto que iba sobre Mycoples, Thor decidiГі que no necesitaba pasar a travГ©s de los pilares. Г‰l simplemente volarГ­a sobre la pared y aterrizarГ­a en la isla, en cualquier lugar que quisiera. DespuГ©s de todo, no iba a pie.

Thor dirigiГі a Mycoples a volar sobre el muro, pero cuando ella se acercГі mГЎs, de repente lo sorprendiГі. ChillГі y se replegГі bruscamente, elevando sus garras en el aire hasta que quedГі casi de manera vertical. Se detuvo bruscamente como si chocara con un escudo invisible, y Thor se sujetГі como si se le fuera la vida en ello. Thor la guiГі para que siguiera volando, pero ella no irГ­a demasiado lejos.

Es entonces cuando Thor se dio cuenta: la isla estaba rodeada de una especie de escudo de energГ­a, tan poderoso que incluso Mycoples no podГ­a pasar a travГ©s de Г©l. Uno no podГ­a volar sobre el muro; tenГ­a que pasar por los pilares, a pie.

Thor dirigiГі a Mycoples, y bajaron en picado hacia la orilla roja. Aterrizaron ante los pilares, y Thor tratГі de dirigir a Mycoples a volar entre ellos, a travГ©s de las enormes puertas para entrar con Г©l en la Tierra de los Druidas.

Pero nuevamente, Mycoples se replegГі elevando sus garras.

No puedo entrar.

Thor sintiГі los pensamientos de Mycoples corriendo a travГ©s de Г©l. Г‰l la mirГі, la vio cerrar sus enormes ojos brillantes, parpadeando y entendiГі.

Ella le decГ­a que tenГ­a que entrar solo en la Tierra de los Druidas.

Thor desmontГі sobre la arena roja y se puso delante de los pilares, examinГЎndolos.

"No puedo dejarte aquГ­, amiga mГ­a", dijo Thor. "Es demasiado peligroso para ti. Si debo ir solo, entonces debo irme. Volver a la seguridad del hogar. EspГ©rame allГ­".

Mycoples sacudiГі su cabeza y la agachГі hacia el suelo, se tendiГі allГ­, resignada.

Voy a esperar por ti hasta los confines de la tierra.

Thor pudo ver que ella estaba decidida a quedarse. SabГ­a que ella era obstinada, que no se moverГ­a.

Thor se inclinГі hacia adelante, acariciГі las escamas de Mycoples en su larga nariz, se inclinГі y la besГі. Ella ronroneГі, levantГі la cabeza y la descansГі sobre su pecho.

"VolverГ© por ti, amiga mГ­a", dijo Thor.

Thor se volviГі y se puso frente a los pilares de oro sГіlido, brillando en el sol y casi cegГЎndolo, y dio el primer paso. Se sentГ­a vivo de una manera que nunca pensГі, mientras pasaba a travГ©s de las puertas y, finalmente, en la Tierra de los Druidas.




CAPГЌTULO SEIS


Gwendolyn montaba en la parte posterior del carro, traqueteando a lo largo del camino vecinal, guiando a la expediciГіn de gente que se abrГ­a paso lentamente hacia el oeste, lejos de la Corte del Rey. Gwendolyn estaba contenta con la evacuaciГіn que habГ­a sido ordenada hasta ahora, y satisfecha con los progresos que habГ­a hecho su pueblo. Ella odiaba dejar su ciudad, pero al menos estaba segura de que habГ­a ganado suficiente distancia para que su gente estuviera segura, para que estuvieran bien en su camino hacia su Гєltima misiГіn: atravesar el Cruce Occidental del CaГ±Гіn, para abordar su flota de barcos en las costas del Tartuvio y cruzar el gran ocГ©ano hacia las Islas Superiores. Ella sabГ­a que era la Гєnica manera de proteger a su gente.

Mientras marchaban, miles de personas iban a pie alrededor de ella, miles de personas mГЎs traqueteaban en sus carros; el sonido de las pezuГ±as de los caballos llenaba los oГ­dos de Gwen, el sonido del constante movimiento de carros, de seres humanos. Gwen se encontrГі perdida en la monotonГ­a del camino, sosteniendo a Guwayne en su pecho, meciГ©ndolo. A su lado estaban sentados Steffen e Illepra, acompaГ±ГЎndola durante todo el camino.

Gwendolyn miraba a la carretera delante de ella y trataba de imaginarse a sГ­ misma en cualquier lugar, menos aquГ­. HabГ­a trabajado tan duro para reconstruir este reino, y ahora aquГ­ estaba ella, huyendo de Г©l. Estaba ejecutando su plan de evacuaciГіn masiva debido a la invasiГіn McCloud, pero sobre todo debido a todas las profecГ­as antiguas, a los presagios de Argon, a sus propias pesadillas y presentimientos de una catГЎstrofe por llegar. Pero se preguntaba: Вїy si estaba equivocada? ВїY si era todo habГ­a sido solo un sueГ±o, solo preocupaciones de la noche? ВїY si todo en el Anillo estaba bien? ВїY si esto era una reacciГіn exagerada, una evacuaciГіn innecesaria? DespuГ©s de todo, ella pudo evacuar a su gente a otra ciudad dentro del Anillo, como Silesia. No tenГ­a que llevГЎrselos a cruzar el ocГ©ano.

No a menos que ella hubiera previsto una destrucciГіn completa y total del Anillo. Sin embargo, por todo lo que habГ­a leГ­do y oГ­do y presentido, esa destrucciГіn era inminente. La evacuaciГіn era el Гєnico camino, se dijo a sГ­ misma.

Mientras Gwen miraba hacia el horizonte, deseaba que Thor estuviera aquГ­, a su lado. Ella mirГі hacia arriba y examinГі los cielos, preguntГЎndose dГіnde estarГ­a ahora. ВїHabГ­a encontrado la Tierra de los Druidas? ВїHabГ­a encontrado a su madre? ВїVolverГ­a por ella?

ВїY alguna vez se casarГ­an?

Gwen mirГі a travГ©s de los ojos de Guwayne y vio a Thor mirГЎndola, vio los ojos grises de Thor, y sujetГі a su hijo con mГЎs fuerza. Trataba de no pensar en el sacrificio que ella habГ­a tenido que hacer en el Mundo de las Tinieblas. ВїTodo se harГ­a realidad? ВїEl destino serГ­a tan cruel?

"ВїMi seГ±ora?".

Gwen se sobresaltГі con la voz; se dio vuelta y mirГі a Steffen, dando vuelta en el carro, apuntando al cielo. Se dio cuenta de que alrededor de ella, toda su gente se detenГ­a, y de repente sintiГі su propio carruaje forzado a parar. Estaba confundida respecto a por quГ© el conductor se detenГ­a sin que ella lo hubiera ordenado.

Gwen siguiГі el dedo de Steffen, y allГ­ en el horizonte, se sorprendiГі al ver tres flechas disparadas al aire, todas en llamas, elevГЎndose, luego arqueГЎndose hacia abajo, cayendo en el suelo como estrellas fugaces. Estaba sorprendida: tres flechas en llamas solo podrГ­a significar una cosa: era el signo de los MacGil. Las garras del halcГіn, utilizada como seГ±al de Victoria. Era un signo utilizado por su padre y por el padre de Г©l, un signo que era Гєnicamente para los MacGil. No habГ­a confusiГіn: significaba que los MacGil habГ­an ganado. HabГ­an recuperado la Corte del Rey.

Pero, ВїcГіmo era posible?, se preguntaba. Cuando se fueron, no habГ­a ninguna esperanza de Victoria, mucho menos de supervivencia, su preciosa ciudad habГ­a sido invadida por los McCloud, sin nadie para montar guardia.

Gwen vio en el horizonte lejano, que levantaban una bandera, mГЎs y mГЎs alto. Ella entrecerrГі los ojos, y otra vez no habГ­a ningГєn error: era la bandera de los MacGil. SГіlo podГ­a significar que la Corte del Rey estaba ahora en manos de los MacGil.

Por un lado, Gwen se sentГ­a eufГіrica y querГ­a volver de inmediato. Por otro lado, al mirar el camino que habГ­an viajado pensГі en todas las predicciones de Argon, en los pergaminos que habГ­a leГ­do, en sus propios presentimientos. SentГ­a en el fondo, que su pueblo aГєn debГ­a ser evacuado. Tal vez los MacGil habГ­an recuperado la Corte del Rey; pero eso no significa que el Anillo estaba a salvo. Gwendolyn todavГ­a sentГ­a que algo mucho peor estaba por venir y que tenГ­a que sacar a su gente de allГ­, hacia un lugar seguro.

"Parece que hemos ganado", dijo Steffen.

"ВЎEs motivo de celebraciГіn!". Aberthol gritГі, acercГЎndose a su carro.

"ВЎLa Corte del Rey es nuestra, otra vez!", gritГі un plebeyo.

Se elevГі una gran ovaciГіn entre su gente.

"ВЎDebemos regresar inmediatamente!", gritГі otro.

Se escuchГі otra ovaciГіn. Gwen meneГі la cabeza, inflexible. Se levantГі y enfrentГі a su gente, y todas las miradas se dirigieron hacia ella.

“¡No regresaremos!”, le dijo a su gente. "Hemos empezado la evacuación, y hay que apegarnos a ella. Sé que le depara un gran peligro al Anillo. Debo llevarlos a un lugar seguro mientras todavía tengamos tiempo, mientras todavía haya una oportunidad".

Su gente gruГ±Гі, insatisfecha, y varios plebeyos caminaron hacia adelante, seГ±alando al horizonte.

"No sé el resto de ustedes", dijo uno, “¡pero la Corte del Rey es mi casa! ¡Es todo lo que conozco y amo! ¡No voy a cruzar el mar hacia alguna isla extraña mientras que nuestra ciudad está intacta y en manos de los MacGil! ¡Regresaré a la Corte del Rey!".

Se escuchГі una gran ovaciГіn, y mientras Г©l se iba, caminando de regreso, cientos de personas se aliaron y lo siguieron, dando vuelta a sus carros, dirigiГ©ndose rumbo a la Corte del Rey.

"Mi seГ±ora, Вїdebo detenerlos?", preguntГі Steffen, aterrado, fiel a ella.

"EstГЎ escuchando la voz de la gente, mi seГ±ora", dijo Aberthol, acercГЎndose a ella. "SerГ­a tonta en negarlo. AdemГЎs, no puede hacerlo. Es su hogar. Es todo lo que conocen. No luche contra su propia gente. No los guГ­e sin una buena razГіn".

"Pero tengo un buen motivo", dijo Gwen. "SГ© que viene la destrucciГіn".

Aberthol moviГі la cabeza.

"Y sin embargo, no lo hacen", respondiГі. "No la pongo en duda. Pero las reinas planean con anticipaciГіn, mientras que las masas actГєan por instinto. Y una reina solo es tan poderosa como las masas le permitan serlo.

Gwen se quedГі allГ­ parada, ardiendo de frustraciГіn mientras observaba a su pueblo desafiar su orden, regresando a la Corte del Rey. Era la primera vez que se habГ­an rebelado abiertamente, que la habГ­an desafiado. No le gustГі la sensaciГіn. ВїEra un presagio de lo que se aproximaba? ВїSus dГ­as como reina estaban contados?

"Mi seГ±ora, Вїordeno a los soldados detenerlos?", preguntГі Steffen.

SentГ­a como si Г©l fuera el Гєnico que quedaba que todavГ­a era leal a ella. Una parte de ella querГ­a decir que sГ­.

Pero mientras los observaba marcharse, sabГ­a que serГ­a inГєtil.

"No", dijo ella suavemente, con la voz cortada, sintiendo como si su hijo le hubiera dado la espalda. Lo que mГЎs le dolГ­a era que ella sabГ­a que sus acciones sГіlo los conducirГ­an a ser daГ±ados, y no habГ­a nada que pudiera hacer para detenerlos. "No puedo evitar lo que su destino les depara".


*

Gwendolyn, desesperanzada mientras le seguГ­a el rastro a su gente, de vuelta a la Corte del Rey, pasГі por las puertas traseras de la Corte del Rey y ya escuchaba los vГ­tores lejanos de celebraciГіn desde el otro lado. Su gente estaba eufГіrica, bailando y ovacionando, lanzando sus sombreros al aire mientras todos entraban a travГ©s de las puertas, volviendo a los patios traseros de la ciudad que conocГ­an y amaban, la ciudad que llamaban hogar. Todos se apresuraron a felicitar a la LegiГіn, a Kendrick y a los victoriosos Plateados.

Pero Gwendolyn procediГі con un agujero en su estГіmago, desgarrada por los sentimientos encontrados. Por un lado, por supuesto que tambiГ©n estaba eufГіrica de volver aquГ­, entusiasmada porque habГ­an conquistado a los McCloud, eufГіrica al ver que Kendrick y los demГЎs estaban a salvo. Se sentГ­a orgullosa al ver los cadГЎveres de los McCloud desparramados por todo el lugar, y estaba encantada de ver que su hermano Godfrey habГ­a logrado sobrevivir, sentado a un costado, curando una herida, con la mano en la cabeza.

Sin embargo, al mismo tiempo, Gwendolyn no podГ­a calmar su profundo sentido de la premoniciГіn, su certeza de que alguna otra terrible calamidad se avecinaba para todos ellos, y que lo mejor para su pueblo era evacuar el lugar antes de que fuera demasiado tarde.

Pero su pueblo se dejГі llevar por la victoria. No escuchaban razones mientras ella era llevada con miles mГЎs, a la ciudad derribada que conocГ­a tan bien. Al entrar, Gwen se sintiГі aliviada al ver que al menos los McCloud habГ­an muerto rГЎpidamente, antes de que hubieran tenido oportunidad de hacer algГєn daГ±o verdadero a toda su cuidadosa reconstrucciГіn.

"ВЎGwendolyn!".

Gwendolyn se dio vuelta para ver a Kendrick desmontar, correr hacia adelante y abrazarla. Ella tambiГ©n lo abrazГі, la armadura de Г©l era dura y frГ­a, mientras le entregaba a Guwayne a Illepra, que estaba al lado de ella.

"Hermano mío", dijo ella, mirándolo hacia arriba, los ojos de él brillaban con la victoria. "Me siento orgullosa de ustedes. Han hecho más que mantener nuestra ciudad – han vencido a los atacantes. Tú y tus Plateados. Encarnas nuestro código de honor. “Papá estaría orgulloso”.

Kendrick sonriГі mientras inclinaba la cabeza.

"Estoy agradecido por tus palabras, hermana. No iba a permitir que tu ciudad, nuestra ciudad, la ciudad de nuestro padre, fuera destruida por esos salvajes. No estuve solo; debes saber que nuestro hermano Godfrey montГі la primera resistencia. Г‰l y un puГ±ado mГЎs, e incluso La LegiГіn, todos ayudaron a refrenar a los atacantes".

Gwen se volviГі para ver a Godfrey caminar hacia ellos con una atribulada sonrisa en su rostro, con una mano en un costado de la cabeza, cubierto de sangre seca.

"Hoy te convertiste en hombre, hermano mío", le dijo ella en serio, poniendo una mano en su hombro. “Papá estaría orgulloso”.

Godfrey le sonriГі tГ­midamente.

"SГіlo querГ­a advertirte", dijo Г©l.

Ella sonriГі.

"Hiciste mucho más que eso”.

Junto con él llegaron Elden, O’Connor, Conven y decenas de miembros de La Legión.

"Mi seГ±ora", dijo Elden. "Nuestros hombres lucharon valientemente hoy, aquГ­. Pero me da tristeza decir que hemos perdido a muchos de ellos".

Gwen miró más allá de él, y vio los cadáveres por toda la Corte del Rey. Miles de McCloud – pero también decenas de reclutas de La Legión. Incluso un puñado de Los Plateados estaban muertos. Les traía recuerdos dolorosos de la última vez que su ciudad fue invadida. Era difícil para Gwen ver eso.

Ella se volviГі y vio a una docena de los McCloud, prisioneros, vivos todavГ­a, con la cabeza agachada y las manos detrГЎs de sus espaldas.

“¿Y quiénes son estos?", preguntó ella.

"Los generales de los McCloud", respondiГі Kendrick. "Los hemos mantenido vivos. Son todo lo que queda de su ejГ©rcito. ВїQuГ© nos ordenas hacer con ellos?".

Gwendolyn los mirГі con detenimiento, viГ©ndolos a los ojos. Cada uno la mirГі, orgullosos, desafiantes. Sus rostros eran ordinarios, los tГ­picos McCloud, nunca mostrando arrepentimiento.

Gwen suspirГі. Hubo un tiempo en que ella habГ­a pensado que la paz era la respuesta a todo, que si podГ­a ser lo suficientemente amable y lo suficientemente cortГ©s con sus vecinos, que si podГ­a demostrar la suficiente buena voluntad, entonces ellos serГ­an amables con ella y con su pueblo.

Pero cuanto mГЎs tiempo gobernaba, mГЎs veГ­a que los demГЎs solamente interpretaban las insinuaciones de paz como un signo de debilidad, de algo que tenГ­a que ser aprovechado. Todos sus esfuerzos de paz habГ­an culminado en esto: un ataque sorpresa. Y no menos que el DГ­a de la PeregrinaciГіn, el dГ­a mГЎs sagrado del aГ±o.

Gwendolyn se sintiГі endurecer por dentro. Ya no tenГ­a la misma ingenuidad, la misma fe en el hombre como antes. Cada vez mГЎs y mГЎs, solo tenГ­a fe en una cosa: un reinado de acero.

Mientras Kendrick y los demГЎs la miraban, Gwendolyn levantГі su voz:

"MГЎtalos a todos", dijo.

Los ojos de ellos se abrieron de par por la sorpresa y respeto. Evidentemente no esperaban esto de su reina que siempre habГ­a luchado por la paz.

"ВїEscuchГ© correctamente, mi seГ±ora?", preguntГі Kendrick, con una voz de sorpresa.

Gwendolyn asintiГі con la cabeza.

"Así es", respondió ella. "Cuando hayas terminado, recoge sus cuerpos y expúlsalos de nuestras puertas”.

Gwendolyn se dio vuelta y se alejГі por el patio de la Corte del Rey, y al hacerlo, escuchГі detrГЎs de ella los gritos de los McCloud. A pesar de sГ­ misma, se estremeciГі.

Gwen caminГі por una ciudad llena de cadГЎveres y llena aГєn de vГ­tores y mГєsica y baile, miles de personas regresando a sus casas, volviendo a llenar la ciudad como si nada malo hubiera ocurrido. Mientras los observaba, su corazГіn se llenГі de temor.

"La ciudad es nuestra otra vez", dijo Kendrick yendo al lado de ella.

Gwendolyn meneГі la cabeza.

"SГіlo por un corto tiempo".

Г‰l la mirГі, sorprendido.

"ВїQuГ© quieres decir?".

Ella se detuvo y lo enfrentГі.

"He visto las profecГ­as", dijo. "Los antiguos pergaminos. He hablado con Argon. Yo tenido una pesadilla. Vienen a atacarnos. Fue un error volver aquГ­. Debemos evacuar de inmediato".

Kendrick la mirГі, con su cara lГ­vida, y Gwen suspirГі al ver a su gente.

“Pero mi gente no hace caso”.

Kendrick meneГі la cabeza.

"ВїQuГ© pasa si estГЎs equivocada?", dijo. "ВїQuГ© pasa si crees demasiado en las profecГ­as? Tenemos al mejor ejГ©rcito de combate del mundo. Nada puede llegar a nuestras puertas. Los McCloud estГЎn muertos, y no tenemos otros enemigos en el Anillo. El Escudo estГЎ activado y se mantiene fuerte. Y tambiГ©n tenemos a Ralibar, donde quiera que estГ©. No tienes nada que temer". No tenemos nada que temer".

Gwendolyn meneГі la cabeza.

"Ese es precisamente el momento en el que hay que temer más”, contestó ella.

Kendrick suspirГі.

"Mi seГ±ora, esto fue sГіlo un ataque inesperado", dijo. "Nos sorprendieron el DГ­a de la PeregrinaciГіn. Nunca dejaremos la Corte del Rey sin protecciГіn otra vez. Esta ciudad es una fortaleza. La ha ocupado durante miles de aГ±os. No queda nadie para derrocarnos".

"Te equivocas", dijo ella.

“Bueno, aunque así sea, ya te diste cuenta de que la gente no se irá, hermana mía", dijo Kendrick, su voz se ablandó, implorando,"te amo. Pero hablo como tu comandante. Como el comandante de Los Plateados. Si tratas de forzar a la gente para que abandone el lugar, para hacer lo que no quieren hacer, tendrás una revuelta en tus manos. No ven el mismo peligro que tú. Y para ser honesto, incluso yo no lo veo.

Gwendolyn mirГі a su gente, y supo que Kendrick tenГ­a razГіn. No la escucharГ­an. Incluso su propio hermano no le creГ­a.

Y le rompГ­a el corazГіn.


*

Gwendolyn estaba parada sola en la baranda superior de su castillo, sosteniendo a Guwayne firmemente y mirando la puesta de sol, lo dos soles se mantenГ­an abajo en el cielo. En la parte inferior escuchГі los gritos apagados y las celebraciones de su gente, preparando una gran noche de fiesta. AllГ­ afuera, vio el paisaje ondulado de las tierras que rodeaban la Corte del Rey, un reino en la cima. En todas partes estaba la recompensa del verano, interminables campos verdes, ГЎrboles frutales, una rica tierra exuberante. La tierra estaba conforme, reconstruida despuГ©s de tanta tragedia, y vio un mundo en paz consigo mismo.

Gwendolyn frunciГі el ceГ±o, preguntГЎndose quГ© tipo de oscuridad podrГ­a llegar a aquГ­. QuizГЎs la oscuridad que habГ­a imaginado ya habГ­a venido en la forma de los McCloud. Tal vez ya se habГ­a evitado, gracias a Kendrick y a los demГЎs. Tal vez Kendrick habГ­a tenido razГіn. Tal vez ella habГ­a sido demasiado cautelosa desde que se habГ­a convertido en la reina, habГ­a visto demasiada tragedia. Tal vez ella estaba, como dijo Kendrick, examinando demasiado las cosas.

DespuГ©s de todo, evacuar a su gente de sus casas para llevarlos a travГ©s del CaГ±Гіn a los barcos, a la volatilidad de las Islas Superiores, era una medida drГЎstica, reservada para un tiempo de mayor calamidad. ВїQuГ© pasarГ­a si lo hacГ­a y no acontecГ­a ninguna tragedia en el Anillo? SerГ­a conocida como la reina que fue presa del pГЎnico sin peligro a la vista.

Gwendolyn suspirГі, sujetando a Guwayne mientras se retorcГ­a en sus brazos y se preguntaba si se estaba volviendo loca. Ella mirГі hacia arriba y buscГі en los cielos alguna seГ±al de Thorgrin, esperando, orando. Al menos esperaba alguna seГ±al de Ralibar, dondequiera que estuviera. Pero Г©l tampoco habГ­a regresado.

Gwen observГі un cielo vacГ­o, decepcionada una vez mГЎs. Una vez mГЎs, tendrГ­a que confiar en ella misma. Incluso su gente, que siempre la habГ­a apoyado, que la habГ­a visto como diosa, ahora parecГ­a desconfiar de ella. Su padre nunca la habГ­a preparado para esto. Sin el apoyo de su pueblo, ВїquГ© clase de reina serГ­a? Impotente.

Gwen querГ­a desesperadamente tener a alguien en quien sentir confort, en quien encontrar respuestas. Pero Thorgrin habГ­a desaparecido; su madre habГ­a muerto; aparentemente a todos los que conocГ­a y amaba se habГ­an ido. Se sentГ­a en una encrucijada y nunca se habГ­a sentido mГЎs confundida.

Gwen cerrГі los ojos y pidiГі a Dios que la ayudara. IntentГі llamarlo, con toda su voluntad. Nunca habГ­a sido una persona que rezara mucho, pero su fe era fuerte, y estaba segura de que Г‰l existГ­a.

Por favor, Dios. Estoy muy confundida. MuГ©strame cГіmo proteger mejor a mi pueblo. MuГ©strame cГіmo proteger mejor a Guwayne. MuГ©strame cГіmo ser una gran gobernante.

"Las oraciones son poderosas", se escuchГі una voz.

Gwen se dio vuelta, aliviada instantГЎneamente al oГ­r esa voz. AllГ­ de pie, a varios metros de distancia, estaba Argon. Llevaba su manto blanco y capucha, sosteniendo su vara, mirando al horizonte en vez de a ella.

“Argon, necesito respuestas. Por favor. Ayúdame".

"Siempre estamos necesitados de respuestas", respondió él. “Y sin embargo, no siempre llegan. Nuestras vidas están destinadas a vivirse. No siempre nos pueden predecir el futuro".

"Pero se puede insinuar", dijo Gwendolyn. "Todas las profecГ­as que he leГ­do, todos los manuscritos, la historia del Anillo, siguen apuntando a que se avecina algo sombrГ­o. Debes decГ­rmelo. ВїOcurrirГЎ?".

Argon se volviГі y la mirГі fijamente, con los ojos llenos de fuego, mГЎs sombrГ­os y de mayor miedo que nunca.

"SГ­", respondiГі Г©l.

La determinaciГіn de su respuesta la asustГі mГЎs que nada. Argon, el que siempre hablaba con enigmas.

Gwen se estremeciГі por dentro.

"ВїVendrГЎ aquГ­, a la Corte del Rey?".

"SГ­", respondiГі Г©l.

Gwen se sintiГі mГЎs aterrada. TambiГ©n estaba segura de su convicciГіn de que habГ­a tenido la razГіn todo el tiempo.

"ВїEl Anillo serГЎ destruido?", preguntГі ella.

Argon la mirГі, y asintiГі lentamente.

"Quedan pocas cosas que puedo revelarte", dijo Г©l. "Si quieres, esta puede ser una de ellas".

Gwen estuvo pensando largamente, debatiendo. SabГ­a que la sabidurГ­a del Argon era muy valiosa. Sin embargo, esto era algo que realmente necesitaba saber.

"CuГ©ntamelo", dijo ella.

Argon respirГі profundamente mientras se daba vuelta y miraba al horizonte, por un tiempo que pareciГі eterno.

“El Anillo será destruido. Todo lo que conoces y amas será eliminado. El lugar en el que estás parada ahora, no será mas que brasas ardientes y cenizas. Todo el Anillo se convertirá en cenizas. Tu nación desaparecerá. Vendrá la oscuridad. Una oscuridad mayor que cualquiera en nuestra historia".

Gwendolyn sentГ­a la verdad de sus palabras resonando en su interior, sentГ­a el profundo timbre de su voz resonando en su corazГіn. SabГ­a que cada palabra que Г©l decГ­a era verdad.

"Mi gente no ve esto", dijo con la voz quebrada.

Argon se encogiГі de hombros.

"TГє eres la reina. A veces debe usarse la fuerza. No sГіlo contra los enemigos. Incluso contra nuestra gente. Haz lo que sabes. No busques siempre la aprobaciГіn de la gente. La aprobaciГіn es una cosa difГ­cil de alcanzar. A veces, cuando tu pueblo te odia mГЎs, es una seГ±al de que estГЎs haciendo lo mejor para ellos. Tu padre fue bendecido con un reinado de paz. Pero tГє, Gwendolyn, tendrГЎs una prueba mucho mayor: tendrГЎs un reinado de acero".

Mientras Argon se daba vuelta para marcharse, Gwendolyn caminГі hacia adelante y extendiГі su mano hacia Г©l.

"ВЎArgon!", dijo ella.

Г‰l se detuvo, pero no se dio vuelta.

"SГіlo dime una cosa mГЎs. Te lo ruego. ВїVolverГ© a ver a Thorgrin otra vez?".

Г‰l hizo una pausa, hubo un largo y pesado silencio. En ese sombrГ­o silencio ella sintiГі su corazГіn romperse en dos, esperando y orando para que Г©l le diera una respuesta mГЎs.

"SГ­", respondiГі Г©l.

Ella se quedГі allГ­ parada, con el corazГіn acelerando, anhelando mГЎs.

"ВїNo puedes decirme nada mГЎs?".

Г‰l se volviГі y la mirГі, con tristeza en su mirada.

"Recuerda la elecciГіn que hiciste. No todo el amor dura para siempre".

A lo alto, Gwen escuchГі un halcГіn chirriando, y mirГі al cielo sorprendida.

Se volviГі para mirar a Argon, pero Г©l ya habГ­a desaparecido.

Ella sujetГі firmemente a Guwayne y vio a su reino, dando una Гєltima y larga mirada, queriendo recordarlo como estaba cuando era todavГ­a vibrante y estaba vivo. Antes de que todo se convirtiera en cenizas. Se preguntaba con temor quГ© peligro tan grande podrГ­a estar acechando, mГЎs allГЎ de la aparente belleza. Se estremeciГі ya que sabГ­a, sin lugar a dudas, que pronto los encontrarГ­an.




CAPГЌTULO SIETE


Stara gritГі mientras caГ­a en picada por el aire, agitГЎndose, con Reece junto a ella, Matus y Srog junto a Г©l, los cuatro cayendo de los muros del castillo en el viento cegador y la lluvia, bajando hacia el suelo. Ella se mentalizГі al ver los grandes arbustos acercarse a ella rГЎpidamente, y se dio cuenta de que la Гєnica razГіn por la que podrГ­a sobrevivir a esta caГ­da serГ­a por ellos.

Un momento después, Stara sentía como si cada hueso de su cuerpo se estuviera rompiendo mientras se estrellaba en los arbustos – que escasamente detuvieron su caída – y continuó hasta que llegó al suelo. Sentía que el viento le había sacado el aire, y estaba segura de que se había lastimado una costilla. Sin embargo, al mismo tiempo se hundió varias pulgadas y se dio cuenta de que la tierra era más suave y fangosa de lo que había imaginado, y que eso amortiguó su caída.

Los otros tambiГ©n cayeron junto a ella, y todos comenzaron a hundirse conforme el lodo cedГ­a. Stara no habГ­a esperado que aterrizarГ­an en una ladera escarpada, y antes de que pudiera detenerse, se estaba deslizando con los demГЎs cuesta abajo, todos atrapados en un alud.

Rodaron y se deslizaron, y pronto las aguas brotantes los llevГі cuesta abajo de la montaГ±a a toda velocidad. Mientras ella resbalaba, Stara mirГі hacia atrГЎs sobre su hombro y vio el castillo de su padre desapareciendo rГЎpidamente de su vista y se dio cuenta de que al menos los estaba llevando lejos de sus agresores.

Stara mirГі hacia abajo y apenas logrГі esquivar las piedras en su camino, yendo tan rГЎpidamente que apenas podГ­a respirar. El lodo era increГ­blemente resbaladizo, y la lluvia caГ­a con mГЎs fuerza, su mundo giraba a la velocidad de la luz. Ella intentГі ir despacio, sujetГЎndose del lodo, pero fue imposible.

Mientras Stara se preguntaba si esto terminarГ­a alguna vez, se llenГі de pГЎnico al recordar hacia dГіnde conducГ­a esta pendiente: justo al lado de un acantilado. Ella se dio cuenta muy pronto de que si no paraban pronto, todos morirГ­an.

Stara vio que ninguno de los otros podГ­a dejar de deslizarse, todos iban agitГЎndose, gimiendo, tratando con todas sus fuerzas, pero era inГєtil. Stara vio con temor que la caГ­da se aproximaba rГЎpidamente. Sin forma de detenerse, estaban a punto de ir directamente al despeГ±adero.

De repente, Stara vio a Srog y a Matus virar a la izquierda hacia una pequeГ±a cueva situada en el borde del precipicio. De alguna manera lograron estrellarse en las rocas con los pies por delante, deteniГ©ndose justo antes de que fueran al despeГ±adero.

Stara intentГі cavar sus talones en el lodo, pero nada funcionaba; simplemente girГі y dio volteretas, y viendo que el precipicio se acercaba a ella gritГі, sabiendo que estarГ­a sobre el borde en cuestiГіn de segundos.

De repente, Stara sintiГі una mano ГЎspera agarrando la parte posterior de su blusa, ralentizando su velocidad y luego deteniГ©ndola. Ella mirГі hacia arriba y vio a Reece. Г‰l se aferraba a un ГЎrbol endeble, con un brazo alrededor de Г©ste en el borde del precipicio, con su otra mano la sostenГ­a a ella mientras el agua y el lodo brotaban, tirando de ella para alejarla. Ella estaba perdiendo terreno, casi colgando sobre el borde. Г‰l habГ­a evitado que ella cayera, pero perdГ­a terreno.

Reece no podГ­a continuar sujetГЎndola y sabГ­a que si no la soltaba, ambos caerГ­an juntos. Ambos morirГ­an.

"ВЎSuГ©ltame!", le gritГі ella a Г©l.

Г‰l moviГі la cabeza, inflexible.

"ВЎNunca!", gritГі, con la cara chorreando de agua, sobre la lluvia.

Reece de repente se soltГі el ГЎrbol para que pudiera sujetarla de las muГ±ecas con ambas manos; al mismo tiempo, envolviГі sus piernas alrededor del ГЎrbol, sosteniГ©ndose a sГ­ mismo por detrГЎs. Г‰l tirГі de ella hacia sГ­ mismo con todas sus fuerzas, sus piernas eran lo Гєnico que evitaba que ambos cayeran.

Con un movimiento final gimiГі y gritГі y logrГі tirar de ella fuera de la corriente, a un costado, y eso hizo que ella girara hacia la cueva con los demГЎs. Reece rodГі con ella fuera de la corriente mientras pasaban, y la ayudГі mientras se arrastraba.

Cuando llegaron a la seguridad de la cueva, Stara se derrumbГі agotada, acostГЎndose de frente en el fango, muy agradecida por estar viva.

Mientras yacГ­a allГ­, respirando con dificultad, empapada, se sorprendiГі no por lo cerca que habГ­a estado de la muerte sino por una cosa: ВїReece todavГ­a la amaba? Se dio cuenta que le importaba mГЎs eso, que si habГ­a sobrevivido o no.


*

Stara se sentГі hecha ovillo alrededor del pequeГ±o fuego dentro de la cueva, con los demГЎs cerca, finalmente comenzando a secarse. Ella mirГі a su alrededor y se dio cuenta de que los cuatro parecГ­an supervivientes de una guerra, con las mejillas hundidas, todos mirando fijamente las llamas, con las manos arriba y frotГЎndolas intentando refugiarse de la incesante humedad y frГ­o. Escuchaban el viento y la lluvia, elementos constantes de las Islas Superiores, que golpeaban afuera. ParecГ­a que no acabarГ­a nunca.

Ya era de noche, y habГ­an esperado todo el dГ­a para encender esta fogata, por temor a ser vistos. Finalmente, todos habГ­an tenido tanto frГ­o y cansancio y se sentГ­an tan miserables, que se habГ­an arriesgado. Stara sintiГі que habГ­a pasado suficiente tiempo desde su fuga, y ademГЎs, no habГ­a manera de que aquellos hombres se atreverГ­an a aventurarse a bajar a esos acantilados. Era demasiado empinado y hГєmedo, y si lo hacГ­an, morirГ­an en el intento.

AГєn asГ­, los cuatro quedaron atrapados aquГ­, como prisioneros. Si ponГ­an un pie fuera de la cueva, finalmente un ejГ©rcito de hombres de las Islas Superiores los encontrarГ­an y los matarГ­an. Su hermano tampoco tendrГ­a piedad con ella. Era inГєtil.

Se sentГі cerca de un lejano y taciturno Reece, y reflexionГі sobre los acontecimientos. Ella habГ­a salvado la vida de Reece en el fuerte, pero Г©l habГ­a salvado la de ella en el acantilado. ВїA Г©l todavГ­a le importaba ella como una vez lo hizo? ВїDe la forma en que a ella le importaba Г©l? ВїO todavГ­a estaba molesto por lo que le habГ­a sucedido a Selese? ВїLa culpaba? ВїAlguna vez la perdonarГ­a?

Stara no podГ­a imaginar el dolor que Г©l estaba pasando aunque estaba allГ­ sentado, con la cabeza en sus manos, mirando fijamente al fuego como un hombre que estaba perdido. Se preguntaba quГ© era lo que pasaba por su mente. ParecГ­a ser un hombre con nada quГ© perder, como un hombre que habГ­a estado al borde del sufrimiento y no habГ­a regresado. Un hombre azotado por la culpa. No se veГ­a como el hombre que habГ­a conocido alguna vez, el hombre tan lleno de amor y alegrГ­a, de sonrisa fГЎcil que le habГ­a prodigado amor y cariГ±o. Ahora, en cambio, parecГ­a como si algo hubiera muerto dentro de Г©l.

Stara mirГі hacia arriba, temerosa de enfrentar la mirada de Reece, pero necesitando ver su rostro. Secretamente esperaba que Г©l la estuviese mirando, pensando en ella. Pero cuando lo vio, se descorazonГі cuando vio que Г©l no la miraba en absoluto. En cambio, sГіlo miraba las llamas, era la mirada mГЎs solitaria que habГ­a visto en su rostro.

Stara no podГ­a dejar de preguntarse por millonГ©sima vez si lo que habГ­a existido entre ellos habГ­a terminado, si se habГ­a arruinado por la muerte de Selese. Por millonГ©sima vez, maldijo a sus hermanos, y a su padre, por poner en acciГіn un plan tan artero. Ella siempre habГ­a querido que Reece fuera de ella, por supuesto; pero nunca habrГ­a consentido el subterfugio que la habГ­a llevado a su fallecimiento. Nunca habГ­a querido que Selese muriera, ni siquiera que fuera lastimada. HabГ­a esperado que Reece le diera la noticia de una manera suave, y que aunque se molestara, entendiera, y no que se suicidara. Ni que destruyera la vida de Reece.

Ahora todos los planes de Stara, su futuro entero, se habГ­an derrumbado ante sus ojos gracias a su horrible familia. Matus era el Гєnico sensato que quedaba en su linaje. Pero Stara se preguntaba quГ© serГ­a de Г©l, de los cuatro. ВїSe pudrirГ­an y morirГ­an aquГ­, en esta cueva? Con el tiempo, tendrГ­an que dejarla. Y ella sabГ­a que los hombres de su hermano eran implacables. Г‰l no se detendrГ­a hasta que los hubiese matado a todos, especialmente despuГ©s de que Reece habГ­a matado a su padre.

Stara sabГ­a que debГ­a sentir algГєn remordimiento porque su padre habГ­a muerto, y sin embargo, no sentГ­a nada. Ella odiaba al hombre y siempre habГ­a sido asГ­. En todo caso, se sentГ­a aliviada, incluso agradecida con Reece por matarlo. HabГ­a sido un guerrero y rey mentiroso, sin honor, toda su vida y no fue un padre para ella.

Stara mirГі a esos tres guerreros, todos sentados allГ­, pareciendo consternados. HabГ­a estado en silencios durante horas, y se preguntaba si alguno de ellos tenГ­a algГєn plan. Srog resultГі gravemente herido, y Matus y Reece tambiГ©n estaban heridos, aunque sus lesiones eran menores. Todos parecГ­an estar congelados hasta el hueso, golpeados por el clima de este lugar, con las probabilidades en contra de ellos.

"¿Entonces todos vamos a quedarnos sentados en esta cueva para siempre y morir aquí?”, preguntó Stara, rompiendo el sofocante silencio, ya no siendo capaz de soportar la monotonía ni la oscuridad.

Lentamente, Srog y Matus la miraron. Pero Reece seguГ­a sin levantar la mirada y enfrentar la de ella.

"ВїY adГіnde quieres que vayamos?", preguntГі Srog, a la defensiva. "Toda la isla estГЎ plagada de los soldados de tu hermano. ВїQuГ© posibilidades tenemos contra ellos? Especialmente si estГЎn encolerizados por nuestro escape y la muerte de tu padre".

"TГє nos metiste en este problema, primo mГ­o", dijo Matus sonriendo, poniendo una mano en el hombro de Reece. "Ese fue un acto audaz de tu parte. Posiblemente el acto mГЎs audaz que he visto en mi vida."

Reece se encogiГі de hombros.

"Г‰l se robГі a mi novia. Se lo merecГ­a.

Stara enfureciГі al escuchar la palabra novia. Se sintiГі descorazonada. La elecciГіn de esa palabra lo decГ­a todo, claramente Reece todavГ­a estaba enamorado de Selese. Ni siquiera miraba a Stara a los ojos. SentГ­a ganas de llorar.

"No te preocupes, primo", dijo Matus. "Me alegra que mi padre estГ© muerto, y me alegra que hayas sido tГє quien lo matГі. No te culpo. Te admiro. Incluso aunque hayas hecho que casi nos mataran a todos en el proceso".

Reece asintiГі, apreciando claramente las palabras de Matus.

"Pero nadie me respondiГі", dijo Stara. "ВїCuГЎl es el plan?". ВїQue todos muramos aquГ­?".

ВїCuГЎl es tu plan?", la preguntГі Reece a ella.

"No tengo ninguno", respondiГі. Hice mi parte. RescatГ© a todos nosotros de ese lugar".

"Sí, lo hiciste", reconoció Reece, mirando todavía las llamas, en lugar de verla a ella. “Te debo mi vida”.

Stara sintiГі un atisbo de esperanza en las palabras de Reece, aunque Г©l todavГ­a no querГ­a encontrarse con la mirada de ella. Se preguntaba si tal vez Г©l no la odiaba, despuГ©s de todo.

"Y tú salvaste la mía", contestó ella. "Del borde del acantilado. Estamos a mano”.

Reece todavГ­a miraba fijamente las llamas.

Ella esperaba que le dijera algo, que le dijera que la amaba, que dijera cualquier cosa. Pero no dijo nada. Stara sintiГі sonrojarse.

"ВїEntonces asГ­ estГЎn las cosas?", dijo ella. "ВїNo tenemos nada mГЎs que decirnos uno al otro? ВїNuestro asunto terminГі?".

Reece levantГі la cabeza, encontrando su mirada por primera vez, con una expresiГіn de perplejidad.

Pero ella no podГ­a aguantar mГЎs. Se puso de pie de un salto y se alejГі furiosa de los demГЎs, y se quedГі de pie en el borde de la cueva, de espaldas a todos ellos. Ella mirГі la noche, la lluvia, el viento, y se preguntГі: Вїtodo habГ­a terminado entre ella y Reece? Si era asГ­, no sentГ­a ninguna razГіn para seguir viviendo.

"Podemos escapar a los barcos", respondiГі Reece finalmente, despuГ©s de un silencio interminable; sus escuetas palabras se escucharon en la noche.

Stara se volviГі y la mirГі.

"ВїEscapar a los barcos?", preguntГі ella.

Reece asintiГі con la cabeza.

"Nuestros hombres estГЎn allГЎ abajo, en el puerto de abajo. Debemos ir con ellos". Es el Гєltimo territorio MacGil que queda en este lugar.

Stara meneГі la cabeza.

"Es un plan imprudente", dijo ella. "Las barcos estarГЎn rodeados, si no han sido ya destruidos. Tenemos que pasar a travГ©s de todos los hombres de mi hermano para llegar allГ­. SerГЎ mejor esconderse en otro lugar de la isla".

Reece meneГі la cabeza, decidido.

"No", dijo Г©l. "Esos son nuestros hombres. Debemos ir con ellos, sin importar el costo. Si son atacados, caeremos luchando con ellos".

"No pareces entender", dijo ella, igualmente decidida. "Al amanecer, miles de los soldados de mi hermano llenarán las costas. "No podremos escapar”.

Reece se levantГі, cepillГЎndose la humedad, con fuego en su mirada.

"Entonces no esperaremos la luz de la maГ±ana", dijo. "Nos iremos ahora. Antes de que salga el sol".

Matus se levantГі tambiГ©n, lentamente, y Reece mirГі a Srog.

“¿Srog?”, preguntó Matus. "¿Puedes levantarte?".

Srog hizo una mueca mientras tambaleaba al levantarse, Matus le echГі una mano.

"No voy a retenerlos", dijo Srog. "Vayan sin mГ­. PermanecerГ© aquГ­ en esta cueva".

"MorirГЎs en esta cueva", dijo Matus.

"Pues no morirГЎn conmigo", contestГі.

Reece moviГі la cabeza.

"Nadie se quedarГЎ atrГЎs", dijo. "Nos acompaГ±arГЎs, sin importar lo que se necesite".

Reece, Matus y Srog se acercaron al lado de Stara en el borde de la cueva, observando el aullido del viento y la lluvia. Stara vio a los tres hombres, preguntГЎndose si estaban locos.

"QuerГ­as un plan", dijo Reece, volviendo hacia ella. "Bueno, ahora ya tenemos uno".

Ella meneГі la cabeza lentamente.

"Imprudentes", dijo. "AsГ­ son los hombres. Lo mГЎs probable es que muramos al ir rumbo a los barcos".

Reece se encogiГі de hombros.

“Algún día todos moriremos”.

Mientras todos estaban allГ­ observando los elementos, esperando el momento perfecto, Stara esperaba que Reece hiciera algo, lo que fuera, que tomara su mano, que le demostrara, aunque sea con un detalle que ella todavГ­a le importaba.




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